Un pequeño paso y a esperar. Otro pequeño paso y otra vez a esperar.
Lo que impacienta a conductores en todo el mundo permite a los pingüinos permanecer juntos, unirse a otros grupos y mantenerse calientes en el helado invierno antártico.
Investigadores del Instituto de Investigación Marina y Polar Alfred Wegener de Bremerhaven, Alemania, estudiaron a los pingüinos emperadores en Antártica para entender mejor la dinámica de los grupos de aves acurrucadas.
Los machos de esta especie son los encargados de cuidar los huevos, y durante el largo período de incubación forman grandes grupos apiñados para darse calor. Hace un par de años, un equipo de científicos filmó a una colonia de emperadores y analizaron cómo se movía cada pingüino.
Así pudieron observar que cuando uno de ellos da un paso, desencadena un movimiento coordinado del resto de sus vecinos que se propaga como una ola.
En su nuevo estudio, los científicos aplicaron el modelo matemático que se utiliza para estudiar la congestión de las carreteras y vieron que podían predecir el movimiento individual de cada pingüino dentro del grupo de la misma forma en que el modelo puede prever cómo los coches avanzan en un atasco.
«Nuestra extensión de modelos de tráfico convencional permite entender el mecanismo mediante el cual los pingüinos organizan de forma dinámica la estructura de su grupo y resuelven el conflicto entre la necesidad de moverse y la de permanecer unidos en un grupo denso», dice el trabajo que publica el New Journal of Physics.
Mullido aislamiento
Los investigadores observaron que estas olas pueden originarse en distintos puntos del montón, siempre y cuando los pasos del pingüino en cuestión excedan los 2 cm de distancia, el doble del grosor de la capa de plumas de estas aves.
Además, las ondas generadas en dos grupos diferentes, dicen los investigadores en su estudio, pueden unirse y ayudar a que grupos pequeños crezcan hasta formar grandes columnas de miles de aves preparadas para resistir temperaturas de -50º C y vientos de 200 kilómetros por hora.
Lo que sí diferencia a los pingüinos de los impotentes coches atrapados en un atasco es que las aves sí pueden moverse en todas direcciones. «Nuestro modelo muestra similitudes con los sistemas de tráfico congestionado», concluyen los científicos en su estudio.
«Pero también diferencias: las ondas pueden viajar en todas direcciones a través de un grupo apretujado de pingüinos».
Los investigadores creen que los pequeños pasos los ayudan a a rotar los huevos.
BBC