Paulo Menezes, el «carnavalesco» (director del desfile) de la escuela de samba Mocidade Independente do Padre Miguel, busca 20 bailarinas con senos «bellos y naturales» y «poco importa su tamaño», informó este viernes el sitio G1 de Globo.
En este país tropical donde generalmente la gente utiliza poca ropa, la cirugía estética es muy común.
Brasil es el segundo país del mundo detrás de Estados Unidos en cantidad de operaciones estéticas, con más de 800.000 por año, la mayoría implantes de siliconas. Las bailarinas del Carnaval que danzan sobre los carros alegóricos muchas veces recurren a ellas.
Este año, el precio de un disfraz para los grandes desfiles del sambódromo, con 3.000 a 5.000 bailarines cada uno, varía de 200 a 500 dólares en promedio, según G1. En general, son los bailarines quienes pagan sus disfraces, a excepción de quienes provienen de las favelas, que muchas veces los reciben gratuitamente.
Estas bailarinas de senos «sin siliconas» deberán abrir con su coreografía y escasa vestimenta el desfile de la escuela de samba, que disputará contra otras 11 escuelas el título de «Campeona del Carnaval 2014».
La apertura del desfile, denominada «abre ala», es fundamental porque marca la primera impresión en los 70.000 espectadores y jueces del Sambódromo de Rio.
AFP
Paulo Menezes, el «carnavalesco» (director del desfile) de la escuela de samba Mocidade Independente do Padre Miguel, busca 20 bailarinas con senos «bellos y naturales» y «poco importa su tamaño», informó este viernes el sitio G1 de Globo.
En este país tropical donde generalmente la gente utiliza poca ropa, la cirugía estética es muy común.
Brasil es el segundo país del mundo detrás de Estados Unidos en cantidad de operaciones estéticas, con más de 800.000 por año, la mayoría implantes de siliconas. Las bailarinas del Carnaval que danzan sobre los carros alegóricos muchas veces recurren a ellas.
Este año, el precio de un disfraz para los grandes desfiles del sambódromo, con 3.000 a 5.000 bailarines cada uno, varía de 200 a 500 dólares en promedio, según G1. En general, son los bailarines quienes pagan sus disfraces, a excepción de quienes provienen de las favelas, que muchas veces los reciben gratuitamente.
Estas bailarinas de senos «sin siliconas» deberán abrir con su coreografía y escasa vestimenta el desfile de la escuela de samba, que disputará contra otras 11 escuelas el título de «Campeona del Carnaval 2014».
La apertura del desfile, denominada «abre ala», es fundamental porque marca la primera impresión en los 70.000 espectadores y jueces del Sambódromo de Rio.
AFP