Aviones militares sirios bombardearon el domingo un barrio controlado por la oposición en la norteña ciudad de Alepo, ofensiva que dejó 44 muertos y extendió por octavo día consecutivo los incesantes ataques aéreos contra áreas bajo poder insurgente.
Desde que comenzó el 15 de noviembre, la campaña aérea ha causado más de 200 muertos, destruido edificios de viviendas y abrumado los hospitales con víctimas. El aumento en la ofensiva se produce en momentos en que se planea una reunión de paz a partir del 22 de enero en Montreaux, Suiza. Eso ha generado conjeturas de que el presidente Bashar Assad esté tratando de fortalecer su posición antes de sentarse a la mesa de negociaciones.
Los ataques del domingo se centraron en el barrio de Makasen Hanano, donde cayeron sobre un mercado de segunda mano, un edificio de dos pisos y una avenida importante, dijeron activistas.
El Aleppo Media Center puso la cifra de muertos en 32 y publicó en Facebook una lista con los nombres de los fallecidos. Otro grupo, el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, indicó en un comunicado posterior que había al menos 44 muertos y decenas de heridos.
«Los paramédicos dicen que están sacado cuerpos en pedazos; no están seguros de cuántos hay», afirmó Hassun Abu Faisal, un activista del Aleppo Media Center. Dijo que las bombas destruyeron vehículos estacionados en una avenida importante, un edificio de dos plantas y dejaron un cráter en donde estaba parte del mercado.
El Observatorio Sirio de Derechos Humano, basado en Gran Bretaña, dijo más tarde que al menos 44 personas murieron.
Los activistas indicaron que los ataques fueron realizados por helicópteros del gobierno que arrojaron los así llamadas barriles-bomba, contenedores cargados con explosivos y combustible que son muy imprecisos pero causan daños masivos. Grupos defensores de los derechos humanos dicen que, incluso si las fuerzas sirias están tratando de atacar posiciones rebeldes, los barriles a menudo caen en áreas residenciales y provocan la muerte de civiles.
En un video amateur colocado en la internet, un hombre le mostró a la cámara un pie cercenado por los bombardeos, mientras muchedumbres buscaban entre los escombros y gritaban «¡Dios es grande!» cuando encontraban cadáveres. Nubes de humo y polvo oscurecían el cielo. Un hombre desbarató con un martillo la puerta atorada de un vehículo en el que había cadáveres calcinados.
Los videos parecían genuinos y coincidían con otros reportes de los acontecimientos que ha difundido The Associated Press.
AP