La oposición y su líder Henrique Capriles encaran el desafío de mantener su unidad y ampliar su apoyo popular en medio de una inédita tregua electoral de 20 meses y una crisis económica que persistirá en 2014, estiman analistas.
«El gran reto de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) es sobrevivir a esta meseta no electoral, porque existe en función de las coyunturas electorales», señala a la AFP la socióloga Maryclen Stelling, del Observatorio Global de Medios.
Formada en 2009 por 30 partidos de diferentes ideologías, la MUD tiene por delante la tregua electoral más larga en los casi 15 años de chavismo, tras sumar en las municipales del 8 de diciembre su cuarta derrota en unos comicios en sólo 14 meses.
Capriles, consciente de que la unidad es indispensable para contrarrestar en las urnas la gran capacidad de movilización de votantes del chavismo, se preguntó: «¿Si no hay elecciones cuál es el rol de la Mesa? Ahí es donde yo digo que hay que afinar una propuesta programática».
La oposición debe «revisar a fondo su estrategia, cambiar el modo de toma de decisiones de sus líderes, reestructurar su forma de organización y que el liderazgo político se abra y comparta el poder con otros líderes emergentes», señala a su vez el politólogo John Magdaleno, director de la consultora Polity.
Y «pensar en cómo traducir un clima complejo en materia económica en 2014 en un crecimiento y ampliación de las bases sociales y políticas de apoyo», agrega.
¿Nuevos liderazgos?
Gracias en parte a las rebajas forzosas de precios ante la crisis inflacionaria (54,3% interanual a octubre), el chavismo ganó en las municipales por 850.000 votos -muchos más que los 220.000 que separaron al presidente Nicolás Maduro de Capriles en las presidenciales de abril- y se quedó con 242 de las 337 alcaldías en juego.
La oposición captó las principales urbes, pero Capriles admitió que «no se logró» convertir la elección en un «plebiscito» sobre Maduro, como planteó en campaña, mientras el secretario ejecutivo de la MUD, Ramón Guillermo Aveledo, puso a disposición su cargo y anunció una «revisión» en las filas opositoras.
Al quedar los partidos Primero Justicia, de Capriles, Voluntad Popular y Copei como las principales fuerzas opositoras en las municipales, Stelling augura «un nuevo juego de fuerzas». «¿La MUD seguirá existiendo o se configurará otra mesa democrática?», se cuestiona.
El plebiscito fue «una apuesta muy elevada» dice Magdaleno, pero «no veo un desplazamiento abrupto, total, del liderazgo de Capriles», añade.
La cruda realidad en las urnas ya reveló voces disonantes en los tradicionales partidos de Copei o Acción Democrática (AD), que han criticado que Capriles hiciera de las municipales un plebiscito, propuestas de llamar a un referendo revocatorio o que la dirigencia de Voluntad Popular planteara una constituyente.
El reacomodo de piezas parece inevitable. El mismo Capriles, gobernador del estado Miranda, aseguró «que la Mesa es fundamental», pero habrá que «depurarla» o «se va a depurar sola».
Otros frentes de batalla
Pero la oposición deberá conservar su apoyo popular en gobernaciones y alcaldías en su poder, como Miranda, Caracas y la petrolera Maracaibo, a pesar de los «gobiernos paralelos» instalados por el chavismo con millonarios aportes del estado.
El tema se abordó -sin acuerdo- en la inédita reunión que Maduro convocó la semana pasada con la mayoría de gobernadores y alcaldes opositores, quienes le exigieron la devolución de las «competencias» en sus jurisdicciones.
Otro frente son los medios de comunicación. Desde la venta en mayo del otrora canal opositor Globovisión, se ha reducido la presencia de la oposición en televisión, mientras el gobierno sigue teniendo a su disposición una amplia red de medios estatales para difundir su gestión.
Esto constituye «una limitación real para la comunicación masiva del liderazgo opositor», dice Magdaleno. La MUD, muy activa en las redes sociales, tiene que «hacer de la falta de acceso a los medios públicos un caso de opinión pública nacional e internacional», concluye.
AFP