Tras retirarse definitivamente de los circuitos en noviembre de 2012, a los mandos de un Mercedes, con un séptimo puesto en el Gran Premio de Sao Paulo (Brasil), el 308º de su carrera, ‘Schumi’ valoró durante un tiempo iniciar una nueva carrera… en el mundo del rodeo.
«Mi esposa Corinna ya ha elegido el caballo, estoy listo», bromeó entonces el alemán, descartando un regreso a la competición del motor.
«La Fórmula 1 ofrece el máximo de emoción (…) Ningún otro coche me podrá dar las mismas sensaciones», precisó para descartar un eventual paso a otra disciplina automovilística.
Al margen de la broma del rodeo, Schumacher continuó ligado a la Fórmula 1 con un puesto relacionado con la seguridad en Mercedes, la marca de Stuttgart, con la que firmó un contrato «de larga duración», un puesto sorprendente para un hombre que nunca supo hacer las cosas al ralentí.
El amor por la velocidad y el riesgo que marcaron su carrera estuvieron también presentes en el accidente que sufrió el domingo cuando practicaba esquí fuera de pistas en la estación de Meribel, en los Alpes franceses, junto a su hijo de 14 años.
Primer título, tras un accidente
En 2009, en España, Schumacher ya había sufrido un grave accidente de moto que le provocó heridas en una vértebra y en el cráneo.
El alemán lo hace todo a gran velocidad: campeón más laureado de la historia de la Fórmula 1, con siete coronas contra cinco para el argentino Juan Manuel Fangio, ‘Schumi’ sumó 91 victorias en la disciplina, 69 ‘poles positions’ y 77 vueltas más rápidas en carrera.
Unos números que le permitieron durante mucho tiempo aplastar a sus competidores, a los que también humillaba con su arrogancia.
Simbólicamente, Schumacher logró su primer título tras una colisión con Damon Hill, su rival británico, en el último Gran Premio de la temporada 1994, en Adelaida (Australia).
Ese incidente se produjo sólo seis meses después del accidente que le costó la vida a otro mito de la Fórmula 1, el brasileño Ayrton Senna, triple campeón mundial, en Imola (Italia).
En 1997, el piloto alemán fue incluso desclasificado del campeonato por otra colisión, también en la última carrera del años, esta vez con el piloto canadiense de Williams Jacques Villeneuve.
Casado y padre de dos hijos (un varón y una mujer). Schumacher fue durante mucho tiempo un campeón frío, un piloto tan agresivo como calculador.
Tras dos primeros títulos con Benetton (1994 y 1995), el alemán fichó por Ferrari, con la que, tras cuatro años de rodaje, ganó otros cinco cetros mundiales de manera consecutiva, de 2000 a 2004.
Esa fue su época triunfal, cuando el ‘Barón Rojo’ formaba parte de un equipo de ensueño, con Ross Brown como director técnico de la Scuderia y Jean Todt como gran jefe de Ferrari.
Un joven español, Fernando Alonso, acabó con aquel dominio avasallador y ‘Schumi’ tuvo que contentarse con acabar 3º del campeonato en 2005 y 2º en 2006.
Tras esa temporada, el alemán anunció su retirada, asegurando que sus «baterías están vacías», pero lo que realmente no podía soportar era no ganar.
Fue su primera retirada, 15 años después de su debut en Fórmula 1, en el Gran Premio de Bélgica de 1991.
La humildad en Mercedes
Pero añoraba el rugido de los motores y en 2010 anunció su regreso a la Fórmula 1, esta vez con los colores de Mercedes, por petición de Ross Brown, a los mandos entonces de la escudería alemana.
Pero en tres años con Mercedes, ‘Shumi’ no cumplió su sueño de una 92ª victoria en la disciplina.
En otoño de 2012 recibió la invitación a marcharse, después de que su equipo anunciara la contratación del británico Lewis Hamilton, campeón del mundo en 2008.
Otro alemán, Sebastian Vettel, ya reinaba entonces en la Fórmula 1. El cuatro veces campeón del mundo era conocido como ‘Baby Schumi’ por haber empezado su carrera en una pista de karting propiedad de la familia Schumacher.
«Perder es a la vez más difícil y más instructivo que ganar», declaró entonces el heptacampeón, en una sorprendente muestra de humildad, común en su etapa en Mercedes.
Nacido en Hürt, en las afueras de Colonia el 3 de enero de 1969, este hijo de albañil y cantinera guardó mucha más discreción tras su segunda retirada.
Fijo su residencia en Suiza, por cuestiones fiscales, pero dejó de ocupar las portadas de los diarios.
Solo dio que hablar en junio pasado, cuando prometió medio millón de euros a las víctimas de las históricas inundaciones en Alemania. En 2004, ya había donado 7,5 millones de euros para las víctimas del tsunami de Indonesia.
Amante de los karts a pedales desde su infancia, Schumacher es un apasionado de la velocidad. Con cuatro años, su padre equipó un bólido con un motor de ciclomotor, que inmediatamente destruyó estampándolo contra una farola.
A pocos días de cumplir 45 años, Shumacher se encuentra en un estado crítico, como consecuencia de su pasión por la velocidad y el riesgo. AFP