Vecinos de la comunidad de Cogollal se mostraron alarmados por las terribles condiciones en las que se encuentran algunas viviendas de la zona, que fueron declaradas en alto riesgo
Tal como se esperaba, los vecinos de la comunidad Cogollal parte baja de la ciudad de Guarenas, estado Miranda, no pudieron gozar de unas navidades felices durante el mes de diciembre, dado que un fuerte movimiento de tierra producto de las lluvias, provocó el deslizamiento de una vivienda y puso en peligro seis casas más que se encontraban aledañas.
«A las 6: 00 de la mañana del pasado 25 de diciembre, escuchamos un ruido y a su vez una vibración en nuestras casas que nos obligó a desocupar inmediatamente nuestro hogares, pensado que era un temblor». Así lo relató Crsitina Rangel, una de las vecinas afectadas, quien narró que justamente cuando salieron a la calle vieron como se desplomaba una de las viviendas ocasionando severos daños en la tuberías de aguas negras y blancas, cuya red alimenta a otras viviendas.
Falta de respuesta inmediata
Cuenta que al ver lo ocurrido alertaron a las autoridades como Protección Civil Plaza y Servicio Público, pero no hubo una respuesta inmediata, dado que justificaron su ausencia alegando que en vista de la temporada decembrina el personal que se encontraba no era suficiente para atender la emergencia.
Aunque su presencia, comenta la vecina, se hizo notar días después, sólo inspeccionaron la zona, entregaron las planillas de evaluación, «y nos volvieron a recordar que dicho lugar ya había sido declarado en zona de alto riesgo en el año 2010 y que nosotros habíamos sido reubicados a refugios solidarios, mientras esperaban su adjudicación».
Sin embargo, alega Rangel, que la espera por una vivienda digna ha sido eterna y por más que se escuche decir que «contaremos para este año una casa propia, la realidad es otra», dado que ya han pasado unos cuantos años sin que esas promesas se materialicen.
Se niegan a los refugios
Testimonio que ratificó, Luisa Velázquez, quien señaló que estas autoridades que son dirigidas por el Gobierno Central, se han encargado de enviar a las familias a refugios solidarios, pero ni siquiera ofrecen una fecha tope para «nuestra adjudicación de viviendas».
Velázquez argumenta que aunque en su residencia no se encuentra en alto riesgo, se vio afectada por el desplome. Ella argumenta que prefiere vivir en un casa, donde hubo una ruptura de tuberías y que ahora como otras familias tienen que someterse a la compra agua a través de las cisterna, que habitar en un lugar, donde no se cumplen las normas de convivencia.
«Por supuesto que muchas de estas familias están en peligro, pero la respuesta de un domicilio a debe ser inmediata, aunque tengamos miedo de morir tapiados», resaltó.
Por otra parte, expresa el comerciante José Luis Blanco, que la vivienda que se desplomó no sólo afecta aquellas que se encuentran en su alrededores, sino amenaza con perjudicar la transitabilidad. Una vez que sucedió el derrumbe, señala el vendedor, los escombros han quedado allí sin ser trasladados, incluso, algunas pareces no han terminado en ceder, lo que significa que en cualquier momento podrían desprenderse y obstaculizar parte de la vialidad.
«Muchas personas transitan por allí y de hecho muchas se quedan esperando en el mencionado sitio por un transporte, lo que podría desencadenar un hecho que lamentar», finalizó.
Otro problema
José Luis Blanco, comerciante de la comunidad Cogollal, ubicada en la ciudad de Guarenas, denunció que otro de los problemas que aqueja a la comunidad es la falta de respuesta que ha tenido los funcionarios del Instituto Nacional de Tierras Urbanas – INTUR- quienes después que derrumbaron una vivienda, por estar en pésimas condiciones estructurales, dejaron sin recoger gran parte de los escombros y tierra en el lugar, lo que podría convertir la zona en una guarida de delincuentes.
Resaltó que la acción que ejecutaron estas autoridades, estuvo enmarcada en la misión de otorgar una vivienda digna a cambio de desplomar la vivienda, pero mientras no «recuperen el lugar o lo acondicionen, se corre el riego de ser invadido por indigentes o grupo ociosos».
Mairy Chourio /// mchourio@diariolavoz.net // @mairychourio