El presidente sirio, Bachar al Asad, hizo ayer un rara aparición pública, emitida por la televisión oficial, en la mezquita de Al Hamad, en el noroeste de Damasco, con motivo de la fiesta musulmana que conmemora el nacimiento del profeta Mahoma.
Las imágenes muestran a Bachar al Asad, vestido con traje y corbata grises, junto al gran muftí de Siria, Ahmed Badredin Hasun, máxima autoridad religiosa musulmana del país, y cerca también del primer ministro, Wael Nader Al Halqi, y el presidente del Parlamento, Mohamed Yihad al Laham.
Al final de la ceremonia, Al Asad saludó a las personalidades asistentes y a otros ciudadanos antes de salir del templo.
La última aparición en público del presidente sirio tuvo lugar el pasado 15 de octubre, cuando acudió a la mezquita de Hasiba, también en Damasco, para participar en el rezo del “Aid al Adha”, que marca el comienzo de la fiesta musulmana del Sacrificio.
En la ceremonia, el ministro de Asuntos Religiosos, Mohamed Abdel Satar, hizo una alocución en la que comparó la imagen de Mahoma con la de Al Asad, cuyo pueblo, según dijo, lo ve como “la única persona que puede parar el derramamiento de sangre y reconstruir el país para continuar con la vía de las reformas”.
En el mismo discurso, Abdel Satar calificó a los grupos rebeldes del conflicto sirio de “enemigos de Dios”, y se felicitó por que estos grupos se enfrenten ahora entre ellos.
“El pueblo sirio te reitera su lealtad”, dijo Abdel Satar dirigiéndose a Al Asad, y añadió que “aunque se unan todas las naciones de la Tierra en Ginebra o en otro lugar, no va a haber algo que no quiera el pueblo sirio”.