Durante el embarazo el cuerpo de la mujer sufre cambios físicos que son evidentes, sin embargo se pueden producir alteraciones con las que al comienzo de la gestación no se contaban como la perdida de visión, un problema muy común pero muy leve y, generalmente, transitorio, como recuerda la doctora Carmen García-Franco, oftalmólogo del Hospital Puerta de Hierro de Madrid.
«En el embarazo se produce una sobrecarga en el cuerpo de la mujer que conlleva unos cambios hormonales, metabólicos y hemodinámicos, inherentes a la gestación que producen una serie de alteraciones, que con respecto a los defectos de la visión están relacionados con los cambios de refracción», explicó.
Generalmente este cambio provoca una alteración hacia la miopización del ojo, que concretamente es producida porque los cambios en la gestación producen una retención de fluidos que «en el resto del cuerpo es visible, pero no lo es tanto en el ojo». El ojo tiene dos lentes, la cornea y el cristalino, estas al retener líquidos aumentan de grosor y curvatura, y eso se traduce en que aumenta su potencia provocando la miopía.
No obstante, estos cambios son generalmente «transitorios y leves» en una gran mayoría de las mujeres, sobre todo en aquellas que no tienen dioptrías este problema pasa desapercibido. «La mayor de las veces no se dan cuenta, suele aparecer tras el primer trimestre y desaparece paulatinamente en el post parto entre las seis y ocho semana», comentó.
EuropaPress