El 23 de enero es una fecha para conmemorar acontecimientos importantes para la vida política del país, no para la politiquería
Omar Ávila
Quienes ofrendaron su vida y forjaron con grandes sacrificios la salida de la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez, lo hicieron pensando en un país donde el futuro le perteneciera a los venezolanos. Hoy, 56 años después de tan importante suceso, los venezolanos observamos perplejos, como algunos políticos intentan secuestrar la crónica histórica y construir un relato conveniente a sus intereses, de acuerdo a su versión tendenciosa de la historia.
Por un lado, el Gobierno, haciendo ver que la insurgencia buscaba un régimen político enmarcado en doctrinas marxistas-leninistas, que en el curso de la historia, han desembocado en administraciones fracasadas que se han sostenido, y se mantienen los fósiles existentes en Corea del Norte y Cuba sobre la base de la represión; y por otro lado, algunos sectores de la oposición, queriendo enmarcar su orientación errada en un discurso que no corresponde con el momento que se vivió en los días de enero de 1958.
La unidad que se logró construir con muchos esfuerzos y que dio sus frutos en 1958, fue fundamentalmente para instituir un sistema democrático republicano, alternativo, plural y diverso, respetuoso de los derechos humanos, que permitiera al débil social optar por un camino de progreso mediante la educación, la salud y el desarrollo económico. Nunca quienes dieron todo por el estado democrático-republicano, pensaron en aventuras totalitarias de capitalismo de estado. Tampoco la unidad se logró para perpetuarse como paradigma que castrase a la aspiración legítima a escoger entre alternativas, que es lo propio en un sistema democrático.
Así que este 23 de enero vamos a recordar a héroes conocidos y desconocidos. Muchos de ellos con descendientes en el campo de la oposición y del gobierno. Vamos a analizar el hecho en su justa dimensión y dejemos la política partidaria para el día 24, que el país tiene bastantes problemas. Demostremos que la clase dirigente tiene imaginación y sentido de grandeza.