Preocupa que el foco de atención para tratar de buscar la anhelada paz, pareciera supeditarse a las regulaciones a las que se someterá a la televisión
Noel Álvarez *
Twitter: @alvareznv
La violencia a la que estamos expuestos y vivimos los venezolanos, que cada día es más cruenta, ojalá fuese producto de la imaginación de un escritor de telenovela, que los villanos, los malos fuesen personajes ficticios. En nuestro país, la realidad no dista de lo que se puede ver en un dramático, en los noticieros de las televisoras, por lo que pretender atribuir a los mensajes difundidos en la televisión los niveles de violencia que prevalecen en el país pareciera ser una excusa para controlar los medios.
Los expertos en la materia son los que están en capacidad de medir el impacto de ese tipo de contenidos en la psique de los espectadores, por lo que especular sobre el tema es poco serio. Preocupa que el foco de atención para tratar de buscar la anhelada paz, pareciera supeditarse a las regulaciones a las que se someterá a la televisión. Lo ideal es que se abriera un debate, que se convocara a los expertos de universidades, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, a especialistas, para que entre todos puedan construir una propuesta que conlleve a una mejor televisión.
Interesante sería que se tomara en serio, por ejemplo, la violencia a la que están sometidos los escolares, como tantas veces ha señalado el equipo de CECODAP, organización que trabaja en la promoción y defensa de los derechos humanos de la niñez y adolescencia, por solo citar un ejemplo, de las tantas organizaciones que trabajan en pro de una convivencia sin violencia. Es triste ver la cantidad de adolecentes incursos en delito, que forman parte de bandas, quienes en vez de estar recibiendo formación en un liceo, haciendo deporte, se convierten en víctimas, encuentran que el camino es delinquir para poder defenderse y defender a sus familias de los bandidos que operan en sus barrios. Habría que preguntarse dónde están sus padres, quién les da las armas y balas, por qué terminan siendo delincuentes, sin duda, hay que buscar las raíces del problema.
Oscar Misle, presidente de CECODAP, a propósito de la reciente publicación del libro “Qué esconden los morrales”, en una entrevista declaró: “Hace unos años la escuela era un lugar seguro, no estaba tan presente el tema de las armas, la iniciación temprana del alcohol (sexto grado), o las drogas. A eso se le suma que cuando van a salir en la mañana les advierten que tienen que tener cuidado en la calle, porque mataron, secuestraron o robaron a alguien cercano”. Un terrible y alarmante reporte que debe llevar a las autoridades, a maestros, padres y representantes, a toda la sociedad a buscar salidas, a promover la paz pero de verdad, de lo contrario la violencia seguirá exacerbándose.
*Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente