Dos vacas ciegas y ancianas estaban a 563 kilómetros de distancia y enfrentaban un futuro oscuro.
Lo que sucedió después es una historia de amor, no protagonizada por vacas, sino por rescatistas que trabajaron por fronteras internacionales durante casi un mes para juntar a las bovinas.
Todo comenzó cuando Sweety, una vaca canadiense de ocho años con una infección en la pezuña, fue rescatada del matadero por un santuario caballos en Ontario. Los trabajadores de Refuge RR dijeron a la pequeña legión de personas dedicadas a salvar a animales viejos de granja que ella necesitaba un hogar permanente.
Farm Sanctuary, en Nueva York, es un lugar así y tienen a una vaca Holstein de 12 años llamada Tricia que parecía ansiosa y solitaria después de perder a su compañera por el cáncer hace un año. El ganado vive en grupo y ella era la única en el refugio sin compañera.
«Estaba emocionada de pensar que al dar a Sweety una nueva vida, tal vez pudiésemos también dar a Tricia otra oportunidad para disfrutar la suya», dijo Susie Coston, directora nacional de refugio en el santuario.
Tricia, que nació ciega, ha estado en el santuario de Watkins Glen, Nueva York, desde 2008, cuando fue salvada de ser sacrificada.
Hubo papeleo por montones, exámenes médicos para Sweety y al final un viaje en carretera para recogerla el 4 de febrero en un hospital veterinario en Lachute, Quebec.
Sweety llegó ese día en la noche a Nueva York y las dos vacas se saludaron una a otra desde con mugidos desde corrales separados antes de que las juntaran al día siguiente.
No tomó mucho tiempo para que las dos se volvieran las mejores amigas.
Sweety todavía choca con las cosas, pero Tricia muchas veces la guía para esquivar obstáculos. Ahora comen, caminan e incluso duermen juntas.
AP