El alemán que sembró amor y trabajo por Venezuela
Cesáreo José Espinal Vásquez
cjev@cantv.net
En viajes de vacaciones a mi Carúpano querido, siempre recorría toda la península de Paria, unas veces comenzaba desde Río Caribe y otras, por El Rincón y El Pilar, visitábamos sus mercados, pasando por Yaguaraparo y Tunapuy, me deleitaba con las arepas raspadas, los chorizos, las empanadas de cazón y el esnobol. Era turismo de admiración de lo bello de esa región, donde todas sus gentes se llaman “primos”, como una misma familia. Han pasado aquellos días, más de 30 años, acompañado por mi madre Nena, Antonieta, mi esposa y mis pequeñas hijas Melisa y Valentina. En uno esos recorridos, disfrutando de la naturaleza y saboreando, el dulce encanto de esa tierra, miré con asombro a dos niñitos catiritos de cabellos amarillos y sin franelas, paseando en un estero sabanero montado sobre un caballo en pelo. Fui a su encuentro y entré a una casita donde conocí a un alemán quien con su esposa Elizabeth, estaban sembrando amor y trabajo en esa mi tierra y la suya, yo Carupanero, viviendo en Caracas, pero este Alemán y su familia, viviendo su destino en Paria.
Me preguntaba, el por qué de ese nombre de Paria, que significa pobreza, desprecio y hambre, acordándome de una canción que decía “pobre can hermano de los parias” (pobre perro hermano de los desamparados) y me di a la tarea de averiguar su tinonimia y encontré la respuesta. En 1531, Diego de Ordaz, el conquistador español, siguiendo la ruta de Colón, con mandato real para poblar desde Cabo de la Vela hasta la desembocadura del Orinoco, llamo Paria, esa península por su devoción católica a San Miguel de Paria, el día 11 de abril de 1531 y a su regreso a España, murió ese mismo año, se dice que ahogado al caerse del barco, pero también, que fue envenado por la tripulación amotinada. Lo cierto, es que el nombre de Península de Paria, es por San Miguel de Paria, aunque no estaba muy distante de la pobreza que ha tenido ésos lugares desde Colón hasta que llegó Wilfried Merle en mayo de 1964, para promover en Tunapuy, un “Centro de Formación Agrícola como medio de desarrollar la comunidad rural”, fue un voluntario de la Organización Internationaler Bauaorden (IBO), construyendo conciliación y convivencia en paz, como un campesino más de esas tierras.
Wilfried, se dedicó enseñar a trabajar cuidando el medio ambiente, con optimismo y dedicación humanitaria, así han sido Río de Agua (cría de búfalos); Aguasana y Playa Medina (turismo ecológico), Maturincito, el Cultivo de Cacao, resultados de su entrega de amor y trabajo en beneficios de Paria, de Venezuela, por lo que hoy, ese recorrido debería llamarse “La ruta de Merle”, por ser su Paria querida, su Carúpano amado, con su esposa Elizabeth, Thomas y Cristóbal (los dos catiritos), Sabina y nietos, sus compañeros de viaje, insignes colaboradores y sus amigos. Este alemán es mas venezolano que mi persona, Wilfried Merle.