Una falta de acuerdo dejaría al régimen islámico con la carga de pesadas sanciones económicas y la amenaza de ataques militares de Israel, que considera el programa nuclear una amenaza de seguridad inaceptable
VIENA, Austria. Irán afirmó el martes que no eliminará ninguna de sus instalaciones nucleares, lo que echó un balde de agua fría en las negociaciones con seis potencias mundiales que buscan reducciones sustanciales en el programa atómico de Teherán a cambio de poner fin a las debilitantes sanciones económicas.
La afirmación del vicecanciller Abbas Araghchi deja entrever arduas negociaciones, ya que constituye el rechazo a una demanda central de las seis naciones.
Pero a la vez, ninguna de las dos partes puede darse el lujo de permitir que las conversaciones fracasen.
Una falta de acuerdo dejaría a Irán con la carga de pesadas sanciones económicas y la amenaza de ataques militares de Israel, que considera el programa nuclear una amenaza de seguridad inaceptable. Estados Unidos ha prometido proteger a Israel, pero dijo que se necesita más tiempo para permitir que la diplomacia y las sanciones den resultado.
Para el gobierno estadounidense, el éxito de las conversaciones sería un paso positivo en su relación con un país que pasó de ser un estrecho aliado regional a un rival encarnizado después de la revolución de 1979 que derrocó al cha Mohamad Reza Pahlavi e instauró la república islámica bajo el ayatola Ruhola Jomeini.
Las conversaciones están destinadas a lograr progresos a partir de un primer paso dado el mes pasado, que compromete a Irán a una reducción en su programa nuclear a cambio de un alivio parcial de las sanciones.
Irán insiste en que no le interesa producir armas nucleares, pero las seis potencias desean que Teherán respalde sus afirmaciones con concesiones. Buscan un acuerdo que deje a Irán con una capacidad reducida para modificar su programa nuclear en uno armamentista con uranio o plutonio enriquecidos.
Para ese fin, afirman, Irán debe desmantelar o almacenar la mayoría de sus 20.000 centrifugadoras para enriquecimiento de uranio, incluso algunas de las que todavía no están funcionando. También demandan que un reactor iraní en construcción sea eliminado o convertido en una instalación que produzca menos plutonio.
Irán está desesperado por poner fin a una década de sanciones cada vez más debilitantes para su industria petrolera y su sector financiero, pero se opone enérgicamente a degradar su infraestructura nuclear.
«El desmantelamiento del programa nuclear no está en la agenda», afirmó el vicecanciller Abbas Araghchi a la prensa en Viena.
Las conversaciones son encabezadas formalmente por Catherine Ashton, encargada de política exterior en la Unión Europea, y el canciller iraní Mohamad Javad Zarif. Las seis potencias son los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU —Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia— más Alemania.
El vocero de Ashton, Michael Mann, advirtió sobre «el trabajo intenso y difícil que tenemos por delante».
Pese a los comentarios de su colega, Araghchi afirmó que las conversaciones tuvieron «muy buen comienzo». Agregó que aunque las gestiones concluyan esta semana sin otra cosa que un temario para el futuro, «habremos logrado mucho».
AP