El miércoles «vamos a acompañar a Leopoldo (…) que es víctima de un proceso judicial amañado», dijo en rueda de prensa transmitida por Internet el alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma.
A la convocatoria se sumaron otros partidos políticos y lideres estudiantiles como Gaby Arellano, que en su cuenta de Twitter escribió: «Nuestro compromiso con #Venezuela continúa, nos vemos mañana 10am (14H30 GMT) en el Palacio de Justicia ¡No más #RepresiónEnVzla!».
López, joven líder de Voluntad Popular, irrumpió este martes en un mitin opositor convocado por él mismo y se entregó a la policía, que lo buscaba por cargos de homicidio durante los desmanes en las manifestaciones estudiantiles que hace una semana dejaron tres muertos, varios heridos y cuantiosos destrozos en el centro de Caracas.
«En las próximas horas el Ministerio Público presentará ante el Tribunal al ciudadano Leopoldo López, con la garantía de todos sus derechos», escribió la fiscal Luisa Ortega Díaz en su cuenta en Twitter el martes.
El dirigente, un economista educado en Harvard y con una dilatada carrera política, recibió el apoyo de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), en especial de los que secundan su táctica de protestas en la calle bajo el lema «La salida» contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Para el politólogo Ángel Oropeza, la detención de López pone en una situación complicada al gobierno, pues «deberá medir muy bien sus consecuencias políticas».
«Posiblemente lo tendrán retenido algunos días. Si lo liberan ya, sería un signo de debilidad, pero si lo retienen mucho tiempo podrían estimular aún más las protestas opositoras y tendrían mucha más presión internacional», explica este profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Simón Bolívar (USB).
Según él, lo único positivo que ha conseguido el gobierno con la detención es «salir del sofocón de tener que dar respuestas por la crisis económica que vive el país y trasladar el debate a un terreno donde siempre se ha manejado mejor, el de la confrontación política».
Clímax
El martes, sendas marchas opositora y oficialista -desarrolladas sin incidentes- marcaron un clímax luego de dos semanas de protestas universitarias iniciadas en San Cristóbal (frontera con Colombia) en reclamo por la inseguridad y que fueron creciendo en magnitud, extendiéndose a todo el país e incorporando reclamos por la inflación, desabastecimiento y detenciones de estudiantes.
Ambos bandos se habían reprochado la temeridad de convocar a marchas que podían toparse en un país altamente polarizado y que tiene todavía presente los hechos de abril de 2002, cuando una manifestación opositora hacia el palacio presidencial derivó en un sangriento golpe de estado que derrocó brevemente al entonces presidente Hugo Chávez.
Tras arengar a miles de simpatizantes vestidos de blanco con un emotivo discurso desde lo alto de una estatua del prócer cubano José Martí en una plaza del sector opositor de Chacao, Leopoldo López fue detenido y trasladado a una cárcel militar fuera de Caracas, a la espera de la audiencia de presentación.
López «pernoctará esta noche ilegalmente en la cárcel de Ramo Verde», señaló su formación política, que recordó varios de los cargos que se le imputan: homicidio, daños a la propiedad pública, instigación a delinquir y delitos de asociación.
«Si mi encarcelamiento vale para el despertar de un pueblo, (…) valdrá la pena mi encarcelamiento infame. Me presento ante la justicia injusta, ante una justicia corrupta», lanzó el dirigente antes de presentarse ante los guardias para su entrega, entre un tumulto enfervorizado.
Por su lado, en el Palacio de Gobierno y frente a la manifestación oficialista de trabajadores petroleros, Maduro dijo que «este jefe político de la derecha venezolana ya está en manos de la fiscalía para responder por sus llamados a la sedición».
Diplomacia
La tensión por las marchas puso a Venezuela en el punto de mira de la comunidad internacional y varios gobernantes apoyaron a Maduro, mientras organizaciones internacionales como Celac, Unasur y la OEA y países como México y Panamá exhortaron a resolver las diferencias mediante el diálogo.
En su discurso ante sus simpatizantes, Maduro criticó con dureza a los presidentes de Chile, Sebastián Piñera, y de Colombia, Juan Manuel Santos acusándolos de inmiscuirse en asuntos internos venezolanos.
Washington, por su parte, anunció este martes que estudia «acciones» contra Venezuela en respuesta a la decisión de Maduro de expulsar a tres funcionarios consulares estadounidenses a los que acusó de injerencia en asuntos internos.
Venezuela, el país con las mayores reservas de crudo del mundo, tiene a Estados Unidos como principal socio comercial pese a las permanentes desavenencias y roces políticos.
AFP
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