El gobierno, ajustándose al libreto totalitario, no solamente acusa a los universitarios de la violencia en el Parque Carabobo, ha iniciado una campaña de propaganda a gran escala echándole la culpa de la violencia a la oposición democrática
Octavio Lepage
Fuera de Venezuela, arraigó la creencia de que aquí era inevitable un gobierno fuerte por la tozudez reaccionaria de una clase dominante decidida a defender a sangre y fuego privilegios ancestrales. A la conformación de esa atmósfera favorable a la atropellante y anacrónica autocracia chavista, contribuyeron varios factores. A saber, contratos millonarios con acreditadas agencias internacionales de relaciones públicas (lobby), costosa e inteligente publicidad exterior, el carisma indudable de Chávez, el descuido de la dirigencia política en atender el frente internacional. Una primera consecuencia positiva de la sostenida protesta estudiantil, es que en el exterior comienzan a percibir que en Venezuela ha venido progresivamente naufragando la democracia.
Las sostenidas protestas de estos días no son gimnasia oposicionista, mucho menos tienen el propósito de alterar la convivencia pacífica de los venezolanos. El 12 de febrero, Día de la Juventud, los universitarios de Caracas organizaron una marcha de solidaridad con los universitarios detenidos en San Cristóbal y trasladados a la Cárcel de Coro, con fama de ser la más violenta y peligrosa del país. Aquella marcha desde la Plaza Venezuela hasta la Fiscalía General, frente al Parque Carabobo, se desarrolló con absoluta normalidad. Cuando los universitarios anunciaron el retorno a la Plaza Venezuela porque la Fiscalía se negó a recibirlos, se presentó un grupo de motorizados, en motos de alta cilindraje con chaquetas, cascos y anteojos negros y empezaron a disparar sin previo aviso.
El gobierno, ajustándose al libreto totalitario, no solamente acusa a los universitarios de la violencia en el Parque Carabobo, ha iniciado una campaña de propaganda a gran escala echándole la culpa de la violencia a la oposición democrática, en particular a Leopoldo López, contra quien la Fiscalía ha dictado orden de detención y contra María Corina Machado. Es más, en su cadena, Maduro dijo: “que la oposición está organizando el asesinato de Leopoldo López, para cargarle la culpa al gobierno”. Quizás sea un caso único en el mundo, de que alguien en la posición de Maduro, haya osado atribuirle a la oposición política semejante intención. Por lo demás, el gobierno, en su desesperación por culpar a la oposición, ha llegado a otros extremos inauditos. Por ejemplo, vimos en el este de Caracas “guarimbas”, levantadas con tanta perfección que a leguas se veía que habían sido levantadas por el gobierno. Y así por el estilo.
Invitamos a los venezolanos a preguntarse: ¿Quién maneja el Ejército, la Marina, la Aviación, la Guardia Nacional? ¿La oposición? ¡No! ¡Las maneja el gobierno! Igualmente maneja el gobierno las milicias y los colectivos armados, quienes monopolizan la violencia callejera en Venezuela.