Dada la prohibición de campaña dictada por el CNE, prefiero dedicar estas líneas electorales a otros comicios presidenciales, los gringos, a realizarse el martes 6 de noviembre. Hasta ayer, Barack Obama lucía con relativa ventaja en la carrera, pero luego del debate en Denver esa percepción podría cambiar.
Al fin y al cabo, Mitt Romney tuvo una faena inesperadamente buena, y hasta la encuesta inmediatamente posterior de CNN constató que el 65% de los electores registrados consideraba que el candidato republicano había ganado el debate, frente al 25% en favor de Obama.
Algunos expertos alegan que ello no modificará las tendencias que le daban una ligera ventaja al inquilino de la Casa Blanca, pero otro gallo cantaría si los resultados de los dos debates que faltan –el 16 y el 22 de octubre–, se asemejaran al primero.
Se suele decir que en contiendas reñidas los debates pueden decidir, y eso no es imposible que ocurra en la presente campaña de EEUU. Ocurrió en 1960, cuando Kennedy vs Nixon, y también en 1976 cuando Carter vs Ford. Por otra parte, el debate vicepresidencial entre Biden y Ryan se realizará el 11 de octubre, pero su impacto deberá ser más accesorio que sustancial.
Por cierto que en Denver, Obama se desempeñó como si estuviera dictando una cátedra en la universidad: analítico, más bien magisterial, explicativo de detalles. Romney, en cambió, se presentó cargado de consignas, agresivo en la crítica y con “argumentos” destilados de la investigación mercadotécnica.
Además, como las expectativas corrían a favor del pico de plata que es Obama, y no estuvo a su altura dialéctica o deliberativa, entonces la posición de Romney se fortaleció, y no sólo ante sus partidarios sino quizá entre los indecisos o swing voters, cuyas preferencias definitivas pueden sellar una elección.
En el 2008, Obama obtuvo el 52,9% del voto popular, frente al 45,7 de John McCain. En votos electorales o de colegios electorales, la diferencia fue de 365 a 173. Un margen de esa dimensión sería harto improbable en esta oportunidad.
Obama viene cargando con la cruz de la economía, a pesar de que la situación económica de Estados Unidos ha pasado de la catástrofe a la progresiva pero lenta recuperación. A comienzos del 2009, al no más recibir el poder de su predecesor, George W. Bush, el índice Dow Jones llegó a ubicarse en 6.547 puntos, mientras que ayer cerró en 13.575, más del doble.
Pero el partido Republicano es temible en la oposición, y el letargo del mercado laboral junto a las preocupaciones socio-políticas por el creciente déficit fiscal, son como dos tenazas que la dupla Romney-Ryan utiliza para arrinconar a Obama.
Lo que tampoco es fácil de lograr, porque el cuadragésimo cuarto presidente de ese país, es un político de reconocidos talentos para la comunicación pública. Y aunque éstos no se destacaran en Denver, Mr. Obama los estará afilando para el resto de la contienda.
Y entonces, ¿quién será el ganador de por allá? Para mí, que Obama continúa con la primera opción, pero el par de debates que vienen tendrán un peso significativo en cambiar o mantener esa perspectiva.
Fernando Luis Egaña
flegana@gmail.com