Cuando la política salpica la farándula
A lo largo de nuestra historia, la política y la farándula eran dos mundos totalmente paralelos y hasta la fecha, ningún artista que ha intentado hacer carrera en la política, ha logrado su objetivo. El pueblo ha sabido diferenciar una cosa de la otra y aunque puedan haber existido casos -que no pongo en duda-, en los que haya habido buena intención por parte de alguno de ellas o ellos, nosotros como pueblo no le hemos dado el respaldo, ni el mérito para demostrar sus intensiones y sensibilidad social.
A lo largo de la historia también, las diferentes toldas políticas del país han utilizado la imagen de nuestros artistas para sus campañas presidenciales. Y allí sí, en varias oportunidades logró su efecto: sumar votos… ¡pero hasta allí!
¿Dónde está Irene?
Nuestra Miss Venezuela y Miss Universo 1981, Irene Saez, es un caso excepcional. Ella luego de su etapa como reina de belleza, se preparó y estudió Ciencias Políticas, brincando así la talanquera y pasó del mundo de las lentejuelas al ruedo político. Su gestión está allí, para el recuerdo y la reflexión, pero mucha gente nunca dejó de verla como “La Barbie”, subestimando sus innegables logros, gerencia y legado. La lucha de poderes y las ambiciones la sacaron de la arena política, y hoy permanece retirada de la vida pública, aunque Venezuela exige, lucha y tiene derecho, a una seguridad y calidad de vida como la que se vio, se sintió y vivió en el municipio Chacao cuando ella era alcaldesa.
Otro caso excepcional fue la otrora actriz Ivonne Attas, quien luego de un tiempo retirada de los reflectores y las cámaras de TV, irrumpió en el mismo terreno –ella como alcaldesa del municipio Baruta-, con éxito.
La otra cara
de la moneda
Pero los fracasos de innumerables estrellas de nuestra TV en el tema que hoy abordo, son una demostración fehaciente que el pueblo de Venezuela, a pesar de las divisiones, conflictos, inseguridad, desabastecimiento e inflación que nos aquejan, no cree en pajaritos preñados, o en el mejor de los casos, prefiere a sus artistas y deportistas en sus respectivos roles y no como servidores públicos.
S.O.S
Es evidente que para el pueblo, una cosa es que una figura pública apoye una corriente política o un partido y otra que quiera serlo… Un fenómeno que debe tomarse en cuenta en el futuro y así no ensuciar una imagen y trayectoria, por ambición o en el mejor de los casos, buena intención. Venezuela necesita con urgencia capacitados servidores públicos, que sumen y no resten en momentos tan difíciles y determinantes como los que vivimos todos los venezolanos.
Nuestros artistas deben saber hasta dónde pueden llegar y sumar en ese terreno y no dejarse manipular, ni utilizar para fines que lejos de solucionar los conflictos y la división, la agudiza.
Gerentes de
Entretenimiento…
¿o de más odio?
Seamos serios y exijamos nuestros derechos desde la óptica y el terreno de la unión, la paz y la prosperidad para todos. No bastan buenas intenciones para gerenciar un país. Se deben tener conocimientos para ello. Cada uno de nosotros como venezolanos, podemos hacer mucho por nuestro país, sin necesidad de un cargo político.
Apuesto a que Winston Vallenilla, ahora en su nuevo nombramiento como presidente de TVes, podrá lograr muchas cosas en pro del país y su gremio, pero su estrepitoso fracaso como candidato en la arena política, es un fiel ejemplo de lo antes expuesto.
¿Había necesidad de eso?
Los artistas deben ser y seguir siendo gerentes de entretenimiento y no de más odio. El respeto se gana o se pierde dependiendo de nuestras acciones. Vamos a unirnos todos en exigir seguridad, calidad de vida, prosperidad y abastecimiento en todas las áreas. Respetando eso sí, nuestros ideales políticos y opiniones, pero debemos tener conciencia también, que existe una línea que no debemos violar o traspasar, porque cada uno de nosotros en el rol que eligió tener en su vida profesional, debe conocer y tener la sensatez de saber hasta donde puede llegar con sus acciones.
¡Gobiernen para todos!
Toda acción genera una reacción y Venezuela no quiere, ni merece perder a nuestros artistas, por la política.
Aquí hoy no solo vivimos en una lamentable y nada virtual crisis social, si no también cultural. Ser oficialista u opositor ha determinado inauditamente nuestra calidad como seres humanos, cuando debe ser nuestro legado y acciones quienes lo hagan. Yo soy opositor, pero admiro a Winston Vallenilla y no quiero dejar de hacerlo. Así debemos ser todos. Vamos a unirnos como hermanos en estos difíciles y lamentables momentos que vivimos. Dejemos de echarnos la culpa los unos a los otros y seamos humildes, responsables y sensatos.
Venezuela hoy llora y nos necesita a todos unidos y a cada uno de sus hijos, dando el corazón desde sus potencialidades y no desde sus miserias. Y a nuestros gobernantes les digo desde aquí lo mismo: ¡Gobiernen para todos!
DIEGO KAPEKY /// @diegokapeky