Antes de conocer el conteo oficial, el mandatario reconoció la derrota de su partido Alianza País durante una conferencia de prensa en la sede del movimiento, en el norte de la capital
La oposición captaría este domingo las alcaldías de las tres principales ciudades de Ecuador, incluida la de Quito, bastión del oficialismo, según encuestas a boca de urna, en el peor revés electoral propinado al partido del presidente Rafael Correa.
Las fuerzas de centroderecha lograrían su mayor victoria desde la llegada de Correa al poder en 2007, al conquistar las alcaldías de Quito y Cuenca, y conservar la de Guayaquil, según las mediciones de las empresas Cedatos, Market y Opinión Pública (OPE).
Antes de conocer el conteo oficial, Correa reconoció la derrota de su partido Alianza País durante una conferencia de prensa en la sede del movimiento, en el norte de la capital.
«Hemos tenido un importante revés en la capital que habrá que analizar», dijo el mandatario, aunque relativizó la derrota al asegurar que su organización captó varios gobiernos provinciales.
En Quito, con 2,2 millones de habitantes, Mauricio Rodas (39 años) vencería con un 58% de los votos al alcalde y aspirante a la reelección Augusto Barrera, quien obtendría un 40% de los sufragios, según el promedio de las tres encuestas.
Mientras en Guayaquil, con 2,3 millones de habitantes, el alcalde opositor Jaime Nebot sería reelegido con un 60% de los sufragios contra un 38% obtenido por Viviana Bonilla (30 años), apadrinada por Correa.
Cuenca, la tercera ciudad de Ecuador con 712.000 habitantes, también quedaría en manos de la oposición. Marcelo Cabrera captaría un 51% de los votos frente al alcalde oficialista y aspirante a la reelección Paul Granda, quien lograría un 46%, señalaron las tres empresas apoyadas en encuestas a bocas de urna.
Acompañado por Correa, el alcalde de Quito se anticipó también a reconocer la caída.
«Reconocemos y estamos poniendo la cara con absoluta frontalidad a los resultados que nos atribuyen», dijo Barrera.
Además de 221 alcaldes, los ecuatorianos eligieron este domingo 23 prefectos provinciales (gobernadores), 221 alcaldes, 1.035 concejales municipales y 4.079 vocales de juntas rurales para un período que se extenderá hasta el 14 de mayo de 2019.
El movimiento oficialista detentaba solo o en alianzas la mayoría de gobiernos locales.
– Un voto de confianza o censura –
A raíz de las encuestas que una semana atrás ya anticipaban una derrota del oficialismo en Quito, Correa, invicto en las urnas tras siete procesos electorales desde su llegada al poder, se implicó de lleno en la contienda, lo que fue criticado por la oposición como una intervención indebida.
Correa, con una popularidad superior al 60%, intentó posicionar la idea de que una derrota de su partido en Quito abriría un período de desestabilización política como en Venezuela, nación sacudida por protestas estudiantiles y de la oposición donde ya se han producido diez muertos.
Incluso fue más allá al advertir que un revés electoral en el bastión del oficialismo pondría en riesgo la «Revolución Ciudadana», como denomina a su proyecto socialista.
«Pone en peligro al proyecto si la capital cae en manos de la extrema derecha. (…) La revolución está asediada por toda la derecha unida, con financiamiento nacional e internacional, con asesores extranjeros, con una campaña sucia impresionante», proclamó Correa durante la contienda.
Rodas negó reiteradas veces tener vínculos con la extrema derecha internacional, como denunció el gobernante, y se quejó de la falta de equidad en la campaña por cuenta de la movilización «de toda la maquinaria estatal a favor» de Barrera.
Al conocer los resultados extraoficiales, Rodas, dirigente de la coalición Suma Vive, pidió una «transición ordenada» y felicitó a Barrera por «reconocer democráticamente» el resultado.
«Quito no es de un solo color es de todos los colores. ¡Hoy ha triunfado la dignidad de los quiteños!», proclamó el candidato frente a cientos de simpatizantes en su sede en Quito.
«Una apuesta arriesgada»
Más allá del resultado, analistas creen que Correa hizo una apuesta arriesgada al convertir esta elección en un anticipado voto de confianza o censura en su gobierno, cuando todavía restan tres años para las presidenciales.
Los «triunfos le pertenecen a Correa pero también las derrotas y eso le puede afectar» en su imagen de candidato invencible, dijo a la AFP el politólogo Simón Pachano, autor del estudio Calidad de la democracia e instituciones en Bolivia, Ecuador y Perú.
Además de Quito y Guayaquil, Correa se había empeñado en conquistar los gobiernos locales de las zonas amazónicas y del sur del país, donde enfrenta una fuerte resistencia indígena a sus proyectos petroleros y mineros.
Héctor Velasco / AFP