Según la creencia popular, el deseo y la actividad sexual menguan con la edad, especialmente en las mujeres. Pero una académica de la Universidad Americana de Washington, en Estados Unidos, encontró que las mujeres mayores de 70, 80 e inclusive hasta los 90 años disfrutan de la mejor actividad sexual de sus vidas.
Iris Krasnow, autora y profesora de Periodismo y Estudios de la Mujer, entrevistó a 150 mujeres entre los 20 y 90 años sobre sus secretos más íntimos y tuvo conversaciones sorprendentes y reveladoras que acaba de publicar en el libro «Sex After…: Women Share How Intimacy Changes as Life Changes» («El sexo después de…: mujeres comparten cómo cambia la intimidad a medida que la vida cambia»).
Krasnow abordó el tema desde varios ángulos, indagando sobre la actividad sexual en diferentes etapas de la vida, después de la universidad, después de la maternidad, después de la menopausia, después de la viudez.
Encontró que las mujeres mayores eran más aventuradas y más confiadas en su sexualidad que las jóvenes que están en la etapa del «enganche» o el cortejo.
«La era de la viejita»
Sus entrevistadas no solo eran de varias edades sino de diferentes clases sociales, razas, culturas y religiones. Pero el factor común es que el buen sexo que todas las mujeres decían tener estaba vinculado al desarrollo de la intimidad y la relación emocional.
Y, según lo que le cuentan, no sólo están pensando en sexo sino practicándolo y disfrutándolo también. «La era de la viejita de 78 años, frágil, arrugada y seca es cosa del pasado», aseguró la autora.
Añadió que las mujeres en sus 80 y 90 son el sector de mayor crecimiento dentro de la población anciana en muchos países de Occidente. Lo que se está viendo ahora no es sólo un incremento en la longevidad sino un aumento de la actividad sexual de este sector de la sociedad.
Esa mayor esperanza de vida viene acompañada de mejores medicamentos, más vigor, más ejercicio, mejor dieta y salud. Lo que se traduce en una población de la tercera edad más sexual y saludable que antes.
Igualmente arcaico, indica Krasnow, es el mito que los cambios fisiológicos como la menopausia, o cirugías de cáncer o histerectomía no permiten el desarrollo de la actividad sexual saludable.
«Una de mis entrevistadas tuvo una histerectomía a los 30 y, a partir de entonces, mejoró su vida sexual», dio como ejemplo. «También incluyo en el libro los relatos de mujeres de 90 que están iniciando relaciones».
Según la experta en Estudios de la Mujer, la supuesta inhabilidad femenina de mantenerse sexualmente activa en la edad avanzada es un mito perpetuado por hombres maduros que se quieren aferrar a su juventud y que, con la ayuda de Viagra, sólo buscan relaciones con mujeres menores de 30.
Aunque no necesariamente aboga por el uso de fármacos que pueden tener efectos secundarios considerables, la académica sostiene que hoy en día hay acceso a una serie de opciones desde los tratamientos hormonales y lubricantes hasta antidepresivos que pueden devolver el entusiasmo y la habilidad para disfrutar del sexo.
Salud y apariencia
Iris Krasnow divide a las mujeres que se reencuentran con su sexualidad después de los 65 años en dos categorías:
La primera es la mujer del «nido vacío». Es aquella que ya terminó de criar adolescentes y estudiantes universitarios y sus hijos han abandonado el hogar.
Estas mujeres y sus parejas por lo general están jubiladas, activas y conectadas con el mundo exterior por vía de dispositivos modernos y redes de comunicación. Sobre todo están relajadas.
«Una mujer me confesó que, por primera vez, tuvo sexo en la cocina y que estaba experimentando con un consolador», afirmó Krasnow.
La otra categoría es la viuda. La mujer que estuvo casada durante 55 años, cuya vida sexual pasó de ser ardiente a aburrida a, finalmente, inexistente. La que cuidó a su marido convaleciente durante diez años y lo vio morir.
«Ahora esa viuda conoce a otro viudo -jugando al golf o a los naipes- empiezan a abrazarse y acariciarse de maneras que nunca lo hicieron. Eso se convierte en el mejor sexo de sus vidas», expresó.
Un aspecto importante es la buena salud, lograda a través de la actividad y la buena dieta. Más que por apariencia, el buen estado físico implica un buen estado anímico.
Las personas que viven una vida sedentaria y se la pasan comiendo en exceso no solo se sienten mal sino odian como se ven, afirma Krasnow.
«Alguien con sobrepeso generalmente tiene otros problemas, come para llenar un hueco en su alma», recalcó. «Si tiene sobrepeso seguramente no tiene buena circulación y no hay irrigación hacia los genitales. El sexo se trata de irrigación».
«100% de las mujeres en sus 70 y 80 que dijeron estar teniendo buen sexo están en excelente condición física», afirmó.
El sexo, a su vez, prolonga la vida, asegura. «Fisiológicamente mantiene el corazón andando, las entrañas andando, el cuerpo andando, la vida andando».
Intimidad
Esa es una conclusión a la que Krasnow dice haber llegado tras entrevistar a miles de parejas a lo largo de más de tres décadas.
«La persona que diga que sólo quiere sexo sin amor, miente. Todo el mundo quiere amar y ser amado. Esa es una sensación primaria que todos buscamos, el sentirse única en el ojo del amante».
Todo parte de una química sexual, explica, y si esa química se convierte en un compromiso y un amor, la pareja tiene buenas posibilidades de tener éxito y una duradera vida juntos. Y si los dos están de acuerdo con la evolución sexual de ambos, todo irá bien.
«Si uno escoge la pareja deseada y puede adaptar su mente a un cuerpo que envejece, cualquier cosa es posible sexualmente», aseguró.
No todo tiene que ser sexo en la cocina o de alta intensidad, aclara Krasnow. Puede ser una buena sesión de besos o un masaje lento y concentrado.
«¿Qué le puede ganar a eso? El sexo es el vínculo que tenemos con nuestra juventud. Nos mantiene felices, juveniles y vivos».