Para prevenir problemas ulteriores causados por el frenesí, el Gobierno brasileño anunció esta semana que distribuirá este año 104 millones de preservativos en una campaña que ya es también tradicional
Con una declaración poco solemne y la recepción de las llaves de la ciudad, el rey Momo declaró inaugurado el carnaval en Río de Janeiro, que se zambulle de lleno en el desenfreno y el frenesí propio de esta fiesta.
«¡Está decretada la alegría!» bramó el rey Momo, personaje alegórico y con rostro de bonachón que encarna el carnaval, al recibir simbólicamente el mando de la ciudad de manos del alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes.
Solo unos minutos después cientos de personas se lanzaron a una fiesta que promete extenderse durante cinco días de desenfreno por todo Brasil.
Y es que los súbditos temporales de este monarca, esperan con ansiedad durante todo el año los cinco días de su reinado en los que Río de Janeiro, que alberga una de las principales fiestas de carnaval del mundo, recibe a casi un millón de visitantes con muchas ganas de fiesta.
Gobierno toma medidas
Para prevenir problemas ulteriores causados por el frenesí, el Gobierno brasileño anunció esta semana que distribuirá este año 104 millones de preservativos en una campaña que ya es también tradicional.
En Río de Janeiro, tal vez la ciudad que cuenta con un carnaval más icónico, la fiesta se centra en los espectaculares desfiles de las escuelas de samba, que exhibirán su espectáculo entre la noche de este viernes y el martes en el sambódromo.
Sin embargo, la celebración excede a los 80 mil privilegiados que acceden al recinto por día y las calles de la ciudad se tiñen de colores tamizados por los disfraces de los cariocas que, desde el más humilde al más potentado, se unen por unos días para bailar en las calles detrás de los llamados «blocos».
Estas comparsas que desfilan gratuitamente encabezadas por una orquesta no se hicieron esperar y desde el momento en el que el rey Momo asumió el mando de la ciudad comenzaron la celebración y no darán tregua hasta el Miércoles de Ceniza.
Para todos los gustos
En Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil, las escuelas de samba de elite comenzaron el viernes su exhibición.
Cuando el sambódromo de Río de Janeiro sea ocupado hoy por las escuelas de samba del llamado Grupo Especial en Río, comenzarán a desfilar en Sao Paulo las escuelas del Grupo de Acceso, una especie de «segunda división» que aspira a ser ascendida a la elite el año próximo.
En el nordeste del país tres ciudades compiten por albergar el carnaval más animado del país y por atraer el mayor número de visitantes: Recife, Olinda y Salvador.
Olinda, su vecina en Pernambuco, es otra de las ciudades en liza por el título de «segundo mayor carnaval de Brasil» con su tradicional desfile de muñecos gigantes.
La capital del estado de Bahía, Salvador, es la tercera en discordia y también la más madrugadora, ya que comenzó los festejos el jueves.
Salvador, una de las ciudades más coloridas de Brasil y la de mayor porcentaje de población negra, traspasa la heterogeneidad de sus calles a un carnaval en el que toman una posición de honor los «trios elétricos», grandes plataformas discotequeras móviles en las que se encaraman cantantes de reputado prestigio en el país.
De un modo u otro, con unos protagonistas y otros, Brasil se sumerge en el frenesí anual que precede a la cuaresma.