«Si el presidente (ruso Vladimir) Putin quiere ser el presidente que empezó una guerra entre dos países vecinos y amigos, está a punto de lograr su objetivo. Estamos al borde del desastre», dijo el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk.
«No es una amenaza, es de hecho una declaración de guerra a mi país», estimó.
«Exigimos al presidente Putin la retirada de sus fuerzas armadas», añadió.
En este contexto, el comandante en jefe de la marina de Ucrania, el almirante Denis Berezovski, anunció que adhería a las autoridades prorrusas de Crimea, en momentos en que Kiev parecía estar perdiendo el control de la península, donde miles de soldados no identificados presuntamente vinculados con Rusia bloqueaban a militares ucranianos en sus cuarteles.
«Juro cumplir con las órdenes del comandante en jefe de la República Autónoma de Crimea», declaró Berezovski este domingo en rueda de prensa en Sebastopol, donde está anclada la flota rusa del Mar Negro. El presidente interino de Ucrania, Olexandre Turchinov, había designado el viernes a Berezovski a la cabeza de la marina ucraniana.
En Kiev, unas 50.000 personas se manifestaron el domingo en Maidan, la plaza de la Independencia, constató la AFP. «No nos rendiremos», gritaban, dirigiéndose a Rusia.
Varias centenas de personas también se manifestaron el domingo frente a las embajadas de Rusia en Varsovia, Berlín y Londres en apoyo a Ucrania.
El director del Consejo de Seguridad Nacional de Ucrania, Andrii Parubii, había anunciado previamente el despliegue de los reservistas ucranianos para «garantizar la seguridad y la integridad territorial de Ucrania», tras la «violación por Rusia de los acuerdos bilaterales, en especial, respecto a la flota del mar Negro».
El parlamento ucraniano se reunió el domingo en una sesión extraordinaria a puerta cerrada para abordar las medidas a tomar, después de que el sábado, a petición de Putin, el senado ruso autorizara el recurso a las fuerzas armadas en territorio ucraniano, indicó un diputado.
Turchinov puso en estado de alerta a las fuerzas armadas ucranianas, a las que muchos consideran mal equipadas y faltas de financiación.
Durante una rueda de prensa en el Parlamento, Yatseniuk instó también a sus «socios occidentales» y a «la comunidad internacional» a que apoyen a «la integridad territorial» de Ucrania y hagan «todo lo posible para detener un conflicto militar provocado por Rusia».
Respuesta occidental
El anuncio ruso provocó una avalancha de reacciones de los países occidentales.
Poco antes de una reunión de los embajadores de los 28 países de la OTAN, el secretario general de la alianza atlántica, Anders Fogh Rasmussen, instó a Rusia a «cesar sus actividades militares y sus amenazas» a Ucrania y consideró que Moscú «amenaza la paz y la seguridad en Europa».
Por su parte, el secretario de Estado norteamericano John Kerry advirtió claramente a Rusia el domingo que arriesga perder su lugar en el G8. Kerry advirtió a Putin que «no va a haber un G8 en Sochi, probablemente no continúe en el G8 si esto continúa».
Estados Unidos había exigido el sábado a Rusia el repliegue de sus tropas en Crimea, si no quería verse expuesta a un mayor «aislamiento político y económico» a nivel internacional y a un «profundo» impacto en las relaciones con Washington.
También el domingo, Alemania instó a Rusia a evitar toda intervención militar en Ucrania, estimando que «aún se puede evitar una nueva división de Europa», y Gran Bretaña y Francia anunciaron que suspendían su participación en las reuniones previas a la cumbre del G8, prevista en junio en Sochi.
Los jefes de la diplomacia europeos celebrarán una reunión de emergencia el lunes en Bruselas para abordar esta crisis.
El ministro español de Relaciones Exteriores, José Manuel García-Margallo, acortó este domingo su visita de cuatro días a Irán para poder participar en el encuentro.
El papa Francisco instó el domingo a todas las partes en Ucrania a superar la «incomprensión» y llamó a la «comunidad internacional a apoyar cualquier iniciativa favorable al diálogo y la armonía» en este país.
AFP