Hasta el Miércoles de Ceniza, cientos de miles de personas colmarán las calles de la ciudad brasileña para las aproximadamente 500 fiestas al aíre libre conocidas como «blocos», donde las bellezas bailan semidesnudas con los cuerpos pintados de diablas, monjas, policías o enfermeras, y con el calor infernal del verano, el sudor corriendo por los cuerpos bronceados sube el tono a la sensualidad del ambiente
Seis escuelas tenían planeado desfilar en el Sambódromo durante la primera de las dos noches de una competencia que atrae a miles de espectadores y millones de televidentes. Muchos brasileños tienen una escuela de samba favorita a la cual apoyan con una pasión que sólo se compara en Brasil con la lealtad hacia sus equipos de fútbol.
Más de 2.500 personas participan en cada uno de los desfiles del Carnaval de Río de Janeiro 2014, que dura aproximadamente una hora, mientras grupos de participantes vistosamente vestidos y carrozas alegóricos se abren paso por el Sambódromo. Cada escuela de samba es evaluada en 10 categorías, desde la calidad de sus secciones de tambores hasta la belleza del vestuario. El grupo que termine en último lugar no puede participar en la competencia del año siguiente entre las 12 mejores escuelas.
Una de las escuelas de samba de mayor tradición en Río de Janeiro, Imperio da Tijuca, quedó fuera de la competencia y este año regresó al grupo de excelencia con un desfile con temática africana que incluyó un carroza con hormigas gigantes y otra con los Tres Reyes Magos.
El Carnaval de Río de Janeiro no sólo se limita al Sambódromo, donde un boleto para ver el espectáculo desde las gradas puede llegar a costar cientos de dólares. La ciudad es también sede de cerca de 500 escandalosas fiestas callejeras en las que abunda la cerveza y que dan inicio al amanecer y continúan durante toda la noche. El festival es el máximo evento en la ciudad antes de la Copa del Mundo de este año, que durará todo un mes y comenzará en junio.
Estiman habrá un
millón de visitantes
Las autoridades de turismo de Río de Janeiro esperan que han llegado cerca de 918.000 visitantes para el carnaval, con lo que se inyectarán 730 millones de dólares a la economía local.
El carnaval es el momento más esperado del año para muchos residentes locales, incluso los talentosos carteristas, para quienes los cinco días de fiestas callejeras inundadas de cerveza son una bendición.
Por su parte, los fiesteros más avezados apelan a su experiencia del pasado para mantener a salvo su dinero y sus pertenencias.
Algunos usan cintos-billetera o bolsillos secretos dentro de disfraces muy elaborados. Otros ocultan los billetes dentro de zapatillas de tenis.
El hurto puede echar un balde de agua fría a la fiesta y requerir horas de espera en una estación de policía para hacer la denuncia, prácticamente sin esperanzas de recuperar nada. El año pasado, las televisoras locales mostraron largas filas de fiesteros robados aguardando hacer su denuncia ante la policía.
La agencia de estadísticas del estado de Río no detalla los delitos cometidos durante el carnaval por rubros, pero las denuncias de hurto suelen subir en un 30 % durante el carnaval.
En la fiesta callejera titulada «Palomitas de maíz y gaseosa» en el vecindario de Tijuca, de clase media, Rafael Henrique Victorio lucía el viernes lo que calificó como un disfraz a prueba de carteristas, un atuendo hawaiano marrón digno de Zsa Zsa Gabor.
«Si alguien quiere meter mano a mis bolsillos tendrá que sortear primero todo este material», dijo Victorio, un abogado que había coronado su testa con una peluca negra enrulada rematada en flores de plástico.
Las amigas Isis Jatoba y Luiza Borges tenían cinturones con bolsillos que compraron especialmente para el carnaval a fin de proteger el dinero, los pases para el transporte, las llaves y los teléfonos celulares viejos que solo llevan a las fiestas callejeras en vez de los nuevos.
«Me deja las manos libres y seguras las cosas que necesito», afirmó Borges, alzando la camisa para mostrar el cinto.
Jatoba, una maestra vestida de Mujer Maravilla, dijo que estaba en alerta pese a que nunca le robaron en carnaval. «Pero tengo una amiga que vino de fuera de la ciudad y le robaron dos veces en el mismo carnaval», agregó. «Nadie se lo merece».
Agencias