Los implantes de barba se multiplican desde que la moda hipster se ha impuesto en el planeta.
Este grupo de hombres que dicen representar una subcultura alternativa se dejan crecer el bello facial como símbolo de modernidad y virilidad.
Sin embargo, la madre naturaleza no regaló una barba tupida a todos y muchos barbilampiños prefieren pasar por el quirófano a seguir luciendo el rostro desnudo.
Tanto en Reino Unido como en Estados Unidos distintas clínicas de estética aseguran que, en los últimos años, se multiplicó el número de hombres que solicitan este servicio.
El doctor Bassam Farjo, cuya clínica está en Reino Unido, fue el primero que efectuó un trasplante de barba en el mundo en 1996.
En aquella pionera operación el paciente era un hombre que había sido víctima de quemaduras severas. «Al principio empezó como un servicio para aquellos que querían ocultar cicatrices. Pero últimamente cada vez más hombres llegan por una mera cuestión de moda», comenta en conversación telefónica con BBC Mundo .
Efecto Paxman
El doctor realiza «uno o dos» implantes de barba al mes, aunque los trasplantes de pelo en la cabeza siguen siendo los más populares. Su clínica lleva a cabo entre 25 y 30 de este tipo por mes.
«La de Brad Pitt es la que más buscan los de 40, mientras que los de 20 y 30 prefieren la de David Beckham. Quizá veamos a Paxman convertirse en el próximo ejemplo de hombre atractivo para los caballeros de 50 y 60», asegura Farjo.
La cirugía masculina más popular
El trasplante capilar es el más popular entre la cirugía masculina en Reino Unido, según los datos de la Asociación Británica de Cirugía Estética (BAAPS por sus siglas en inglés).
En el año 2011 se llevaron a cabo 4.500 procedimientos en el país, un 13% más que en 2010.
Si se compara con el número de rinoplastias a las que se sometieron los hombres en el mismo país (1.043) los trasplantes capilares supusieron un 300% más.
Un implante completo de barba cuesta entre US$7.000 y US$8.000 y la intervención dura unas siete horas. «Depende del tipo de pelo del paciente y de la densidad que desee», dice Farjo.
Si lo que se necesita es un relleno o disimular zonas en que el pelo no crece tanto, el precio ronda está entre los US$2.000 o US$3.000.
Lo normal es que el resultado dure para toda la vida. «El pelo trasplantado se comporta igual que el de la zona donde se extrajo el bello. Si se agarró de la nuca y la nuca comienza a perder pelo, el de la barba también se caerá», explica.
Una vez extraído el pelo, se puede implantar en la cabeza, en los brazos, en las piernas o en la cara.
«El pelo de la cabeza es más suave que el de la barba pero sólo se nota con un examen muy exhaustivo, a simple vista el resultado es perfecto», añade Farjo.
Kevin Ende empezó a ofrecer este servicio en 2007 en EE.UU.. En el último año ha visto cómo se convertía en uno de sus servicios estrella en su clínica en Madison Avenue, con una media de entre dos y tres visitas semanales. «El trasplante de pelo facial se ha hecho popular en gran parte porque la gente se ha dado cuenta del resultado tan natural que se puede obtener», indicó a la agencia de noticias Efe.
A la consulta de la doctora Yael Halaas, también en Manhattan, llegaban muchas mujeres que se estaban cambiando de sexo y también judíos ultraortodoxos, una comunidad en la que la barba juega un papel importante.
«Pero desde hace tres años llegan cada mes al menos 4 o 5 hipsters de entre 20 y 30 años que quieren la barba solo por una cuestión de moda», asegura esta médico de origen cubano-argentino.