La particularidad no era la disminución para el repunte, en los hechos de homicidios, sino el incremento de casos de personas con paradero desconocido, cuyos familiares que acudieron a Bello Monte, ya fuera en primera instancia o como una de tantas visitas en medio de la incertidumbre, según fuera el caso.
En un primer supuesto, está el caso de Manuel Eduardo Mendoza López, quien este miércoles cumple 25 años de edad; salió del Barrio Unión de Petare, la mañana del sábado 21 de julio y no regresó. José Alberto Fernández (23), desapareció hace más de tres años en La Candelaria. Sus padres le han buscado infructuosamente por hospitales, comisarías y morgues.
La morgue de Bello Monte, en Caracas, mostraba este martes un rostro distinto y poco concurrido. La cifra de ingresos durante las últimas 24 horas, entre la mañana del lunes y la del martes, solo se elevó a 47, con los cinco cuerpos que llegaron procedentes de distintas zonas de la capital.
La particularidad no era la disminución para el repunte, en los hechos de homicidio, sino el incremento de casos de personas desaparecidas, que acudieron a la medicatura forense, ya fuera en primera instancia o como una de tantas visitas en medio de la incertidumbre, según fuera el caso.
En un primer supuesto, estaban casos como los de Manuel Eduardo Mendoza López, quien este miércoles cumple 25 años de edad.
El joven, ayudante de camión, salió de la vivienda donde vive con su esposa y su hija de 4 años, en barrio Unión de Petare, la mañana del sábado 21 de julio y no regresó.
Este martes, su hermano Algel Aguilar y otros familiares, buscaban entre archivos fotográficos de la morgue, algún rostro parecido, entre los cadáveres ingresados sin identificación. Antes no había buscado en otro lugar, salvo conversaciones entre familiares y su entorno. «decidimos primero descartar que no estuviera muerto», comentó Aguilar.
La familia contó que el muchacho salió a las 5:30 de la mañana. No dijo adonde iba y tampoco volvió a casa.
Manuel Mendoza no se había desaparecido antes y por fortuna, no pudieron reconocerlo este martes en la morgue. A su salida partieron rumbo a los hospitales, a continuar un recorrido que bien podría prolongarle, como el caso de José Alberto Fernández (23), desaparecido hace más de tres años.
El joven desapareció el 2 de enero del 2009, cuando salió de su casa en La Candelaria, a comprar cigarrillos en Parque Carabobo, pero no regresó. Dos días más tarde, sus padres, Carlos Fernández y Carmen Rodríguez, emprendieron una prolongada búsqueda por hospitales, comisarías y morgues.
Fernández contó que durante un año, él y su esposa, se separaban para dos veces por semana visitar las morgues de Bello Monte y Los Teques. Denunciaron el caso en la División de Personas Extraviadas del Cicpc y hasta expusieron el caso en programas del televisión.
La familia pegó carteles por toda la ciudad y en cada anuncio, colocaron número de teléfono de lo cual solo obtuvieron burlas, de gente inescrupulosa que los llamaba para engañarlos y pedirles dinero, cuando en realidad no tenía a su hijo en su poder.
Un año intenso de búsqueda sin resultado, mermó su empeño en encontrarlo. Desde hace dos años, había dejado de buscarlos en la morgue, hasta que este fin de semana recibieron una señal que para ellos en divina.
La pareja tiene un puesto de venta de empanadas, a la cual llegó una señora que después de comer, les dijo, sin conocerlos, que ellos tenían un hijo desaparecido y que el tiempo que dejaron de buscarlo habían ingreso el cadáver a la morgue, de donde al cementerio para enterrarlo porque no lo reclamaron.
Este martes, movidos por ese instinto llegaron a Bello Monte, para empezar la larga tarea de revisar en Antropología Forense, los registros de cuerpos llevados a la peste, en el Cementerio General del Sur, entre el año 2009 y el 2012.
Arrollado
Un grupo familiar que acudía en la misma situación, buscaba este martes a Ronny Blas Sifuentes (25). El joven estaba desaparecido desde el viernes, cuando salió de su casa en San Agustín del Sur. El sábado llamó por teléfono a un familiar para invitarlo a beberse unos tragos, pero esa salida no se concretó.
El joven peruano, con 5 años en el país, había resultado herido en dos oportunidades, durante riñas callejeras cuando se embriaga, pero nunca se perdía por tantos días. Ayer sus familiares acudieron a la morgue y allí encontraron el cadáver. La víctima sin identificar, fue llevada a esa dependencia procedente del hospital Domingo Luciani, fallecido por arrollamiento en Petare el domingo.
AA