Con una sola palabra, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, marcó el miércoles un cambio de postura de su país ante la crisis en Venezuela, que ha dejado al menos 25 muertos y cientos de heridos.
La palabra clave fue «sanciones» y Kerry la mencionó como una opción durante una audiencia ante el Comité de Asignación de Gastos de la Cámara de Representantes, en Washington.
Cuando en la sesión se le preguntó por la situación venezolana, Kerry dijo que su gobierno está «preparado, si es necesario, para invocar la Carta Democrática Interamericana en la OEA (Organización de Estados Americanos) e involucrarnos de varias formas, con sanciones o de otra forma».
Aunque hasta ahora es apenas una posibilidad, el simple hecho de que el jefe de la diplomacia estadounidense haya mencionado la imposición de sanciones da cuenta de la evolución que ha tenido la reacción estadounidense ante la crisis venezolana.
Las declaraciones comenzaron con una clara cautela, se calentaron progresivamente tras las acusaciones de injerencia por parte del gobierno de Nicolás Maduro y han tomado un nuevo cariz en los últimos días con posturas mucho más fuertes en órganos regionales como la OEA o sesiones como la del miércoles en el Congreso.
¿A qué se debe el cambio en la postura de Washington?
Frustración
El mismo Kerry reconoció esa frustración el miércoles y la atribuyó a las acusaciones que Maduro lanza reiteradamente a Estados Unidos. El secretario dijo que éstas «no han facilitado que nosotros tengamos el tipo de impacto que nos gustaría tener».
Washington tampoco ha sido exitoso en su búsqueda de fomentar una mayor reacción regional. El viernes sufrió una derrota diplomática en la OEA, cuando el Consejo Permanente del órgano americano aprobó una declaración que fue aplaudida por Maduro y por la que Estados Unidos votó en contra.
«Hemos estado en contacto con los países vecinos y hemos hablado con ellos para tratar de lograr una iniciativa conjunta», dijo Kerry. «Pero, obvio, no nos están escuchando particularmente».
«Es claro que no ha sido recompensado el deseo de Estados Unidos de demostrar mesura para permitir que otros en el Hemisferio muestren su liderazgo para afrontar la crisis», le dijo a BBC Mundo Eric Farnsworth, vicepresidente del Consejo de las Américas, un centro de estudios con sede en Washington.
«Ahora, muchos en el Hemisferio están uniéndose para apoyar al régimen de Maduro y Estados Unidos no puede simplemente ver cómo eso ocurre sin tomar acciones», agrega.
Por tanto, el siguiente paso en la estrategia de Estados Unidos puede ser la presión de imponer sanciones, en la que por lo menos cuenta con un apoyo considerable en su propio Senado.
El martes, el Comité de Relaciones Exteriores de esa cámara aprobó una resolución que solicita al presidente Barack Obama sanciones específicas contra individuos involucrados en la represión en Venezuela. Entre las sanciones pedidas están la prohibición de visados y la congelación de activos.
Apenas una opción
«Hay una sensación de que todos los mecanismos (usados hasta ahora) están en un punto muerto», le dice a BBC Mundo Eric Olson, director asociado del programa de América Latina del Wilson Center, un centro de estudios con sede en Washington.
«Creo que por esa razón han decidido ser un poco más atrevidos en ese frente con la discusión de las sanciones», agrega.
Pero Olson advierte que hay que entender los límites de lo que dijo el secretario de Estado, quien apenas mencionó el tema de las sanciones como una opción para la que su país está preparado «si es necesario».
En la sesión en el Congreso, Kerry dijo que la economía venezolana está muy frágil, lo que le genera dudas sobre la aplicación de esas medidas punitivas. Se refirió a «los problemas económicos inmensos, la increíble estratificación en su sociedad, la polarización» de Venezuela.
El secretario agregó que su esperanza sigue siendo que se pueda fomentar un diálogo, especialmente a través de la mediación y la presión de los países vecinos.
Si eso no funciona, tampoco está garantizado que una imposición formal de sanciones lo logre. Como dijo Olson, «la pregunta es si eso podría ser una estrategia exitosa».
Y así como Kerry tiene sus dudas, también las tiene Olson.
«Desafortunadamente no hay una solución fácil a este problema, pero no estoy seguro de que amenazar con sanciones de Estados Unidos vaya a hacer alguna diferencia», concluyó.