Debemos reconocer que, bajo la gestión de la francesa Cristine Lagarde, el FMI ha experimentado una flexibilización significativa en su forma de interpretar, entender y por ende formular políticas económicas
Miguel Pérez Abad
Ironías. El Fondo Monetario Internacional descubrió América, parafraseando aquella expresión sarcástica que espeta un interlocutor cuando decimos algo demasiado obvio, evidente. Después de décadas, varios de los técnicos del FMI reconocen lo que -a vox populi- vienen gritando a cuatro vientos los gobiernos progresistas de América Latina, e incluso un Premio Nobel de Economía (2001) como Josep Stiglitz.
Estamos hablando del cuestionamiento a la visión economicista que se impuso sobre la política social y que hoy, de la voz de David Lipton, primer sub-director gerente del FMI, se admite sus errores.»…seguiría siendo un error centrarse en el crecimiento y dejar que la desigualdad se resuelva sola…». Agrega: «La redistribución promedio y la concomitante reducción de la desigualdad parecen estar firmemente vinculadas a un crecimiento superior y más duradero». Bingo, han cantado bingo, por allá, hace más de 15 años, un visionario como Hugo Chávez tuvo la prospectiva de cuestionar lo que según ahora, el FMI, empieza a darse cuenta.
Una reseña de «The Wall Street of América» se hace eco del informe del FMI editorializando de la siguiente manera: «La principal institución económica del mundo (refiriéndose al FMI) está inmersa en una campaña para revertir la creciente brecha entre los ricos y los pobres, advirtiendo que la creciente desigualdad de ingresos está lastrando el crecimiento económico mundial y atizando la inestabilidad política».
Párrafo seguido, se cita: «El segundo máximo responsable del fondo, David Lipton, explicará más en detalle el caso en un discurso en el que hablará sobre cómo afronta el tema la organización. Se ha tomado esta decisión después de que la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, y algunos de los miembros más poderosos del fondo hayan advertido sobre la amenaza que supone la desigualdad para las perspectivas económicas a largo plazo».
¿Cuántos 27 de febreros o Caracazos por múltiples países del mundo que se sometieron a recetas del FMI fueron necesarios para llegar a esta conclusión? Algunos dirán: nunca es tarde cuando la dicha llega, pero creo que un poco de humildad que impida querer imponer nuestras visiones, le hubiese ahorrado muchas vidas a la humanidad.
Debemos reconocer que, bajo la gestión de la francesa Cristine Lagarde, el FMI ha experimentado una flexibilización significativa en su forma de interpretar, entender y por ende formular políticas económicas. Claro que las variables macroeconómicas son elementos claves para el desarrollo integral de una nación, pero en la consecución de estas metas no pueden dejarse de tomar en cuenta variables como la reacción de los pueblos a unas recetas.