«Vamos a entrar con planes especiales (…), un día y otro día, hasta que liberemos de guarimberos -manifestantes que bloquean las calles con barricadas- y delincuentes a todas las urbanizaciones de esa clase media alta y clase media, que son las principales víctimas de este golpe de Estado», aseguró Maduro en rueda de prensa.
Los operativos ordenados por el presidente, consistentes en una mayor presencia policial, detención de radicales y decomisos, se han centrado en Caracas, San Cristóbal (oeste) cuna de las protestas, y Valencia (norte), donde el miércoles dos civiles y un guardia nacional murieron por impacto de bala.
En la televisión estatal, el ministro del Interior y Justicia, Miguel Rodríguez Torres, informó que se han multiplicado los decomisos y pertrechos que según él son utilizados por manifestantes radicales: cables con púas para bloquear calles, explosivos y sustancias químicas para fabricar bombas incendiarias, flechas, lanza granadas, morteros rellenos de esquirlas, entre otros objetos, que exhibió el funcionario.
Según la prensa local, en Valencia estos operativos dejaron al menos ocho detenidos en una zona residencial, luego de que el jueves arrestaran a seis personas y se decomisaron explosivos.
Venezuela vive desde el 4 de febrero una ola de protestas opositoras iniciadas por estudiantes de San Cristóbal. Al reclamo inicial de la inseguridad, se ha sumado reclamos por la inflación de 57%, la escasez de alimentos y productos básicos, la liberación de detenidos políticos y la represión de los cuerpos de seguridad.
Según cifras de la fiscalía general, las protestas han dejado 28 muertos, cerca de 400 heridos, más de 100 detenidos y 41 investigaciones por violación de derechos humanos por parte de los cuerpos policiales.
Maduro añadió que las protestas, que califica de intento de golpe de Estado, se mantenían este viernes en sólo dos municipios y denunció que 68 guardias y policías nacionales han sido heridos, la mitad de ellos de bala, desde el 4 de febrero.
Jaua llama «asesino» a Kerry
En un encendido discurso en Caracas, el canciller Elías Jaua arremetió nuevamente contra Estados Unidos al acusar a su secretario de Estado, John Kerry, de alentar las protestas en Venezuela.
«Lo denunciamos a usted como asesino del pueblo venezolano, señor Kerry (…). Cada vez que estamos a punto de aislar y reducir a los violentos, sale a declarar Kerry e inmediatamente se activan las guarimbas -barricadas en llamas- en los principales focos de violencia», dijo Jaua.
La víspera, Kerry llamó al gobierno de Caracas a respetar los derechos humanos y que «cese esta campaña de terror contra su propio pueblo» que, a juicio de la administración estadounidense, se ha desatado en el marco de las protestas.
Y Maduro estimó que «hay un desbocamiento de declaraciones, de amenazas, de sanciones, de amenazas de intervención. Ha habido lobby de los más altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos (…). Es evidente el intervencionismo desesperado del gobierno de los Estados Unidos».
Desde Ginebra, la fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, también acusó a Washington de querer financiar «acciones violentas» en su país después de que parlamentarios norteamericanos propusieron desbloquear fondos para ayudar a organizaciones y activistas.
Maduro ha venido acusando a la oposición de fomentar las protestas con apoyo de Estados Unidos -el principal cliente del petróleo venezolano-, en el marco de fuertes tensiones que han resultado en la expulsión de ocho diplomáticos estadounidenses de Caracas en el último año. Ambos gobiernos retiraron a sus embajadores en 2010.
«Las relaciones con Estados Unidos las seguiremos llevando con prudencia, con firmeza, con claridad», dijo Maduro, que presentó ante las cámaras al embajador que designó días atrás luego de exhortar a Washington a restablecer las relaciones al más alto nivel.
Por otra parte, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, ofreció mediar entre el gobierno y la oposición. «Si Venezuela considera que somos útiles, ahí estaremos. Siempre y cuando la oposición también lo considere», afirmó Santos.
Maduro «saludó la buena voluntad» de Santos aunque señaló que prefiere esperar la llegada de una comisión de la Unión de Naciones Sudamericanas, que el miércoles acordó acompañar el diálogo en Venezuela.
Tras las protestas, Maduro instaló una mesa de diálogo nacional a la que han asistido distintos sectores, incluidos empresarios, pero estudiantes y opositores se resisten a participar.
Este viernes, Caracas y otras ciudades seguían recuperando la normalidad tras semanas de barricadas y manifestaciones cotidianas, que han ido perdiendo intensidad.
El jueves, cuando unos 200 jóvenes bloqueaban como todas las tardes la turística Plaza Altamira, en el opositor municipio de Chacao y epicentro de las protestas (este de Caracas), policías nacionales detuvieron a una treintena de estudiantes en un operativo que duró escasos 20 minutos. AFP