El nombre de la tarjeta encierra una mentira “Abastecimiento Seguro”. El abastecimiento seguro está en la producción, no en el control del consumo
Paciano Padrón
e-mail: pacianopadron@gmail.com. Twitter: @padronpaciano.
La tarjeta electrónica de Abastecimiento Seguro no es otra cosa que la libreta cubana de racionamiento, es instrumento del comunismo para controlar el consumo, no para asegurarlo. Técnicos cubanos han estado trabajando en esta herramienta de sumisión al Estado, lo que le permitió a Maduro anunciar que la próxima semana “se iniciará el registro biométrico”. Por este nuevo paso hacia el comunismo opresor de libertades y derechos fundamentales, a Maduro le sale “tarjeta roja”, debe quedar fuera del juego, juego que hoy es por la vida y la libertad.
Desde hace ya tiempo se escucha el ruido de que el régimen trabaja en la imposición de la libreta de abastecimiento cubana, con su versión electrónica ajustada a nuestros días. Para hacer el anuncio escogió el día domingo en que estudiantes, sociedad civil y sectores opositores de la alternativa democrática protestábamos en las calles contra la injerencia cubana. Esta bofetada de Maduro nos da nuevas razones para adversar la injerencia castro-comunista, es un motivo más para la lucha en la cual el que persevera vence.
La libreta de abastecimiento cubana implementada por Fidel Castro hace ya más de 50 años, a partir del 12 de julio de 1963, tiene el mismo sustento argumental que la aberración anunciada por Maduro este 16 de marzo. En efecto, hace 51 años Castro informó el objetivo de la libreta: “enfrentar la escasez de alimentos para proteger a nuestro pueblo de la especulación y el acaparamiento”. Medio siglo más tarde continúa vigente, el pueblo cubano sigue sin encontrar qué comer y hace colas, colas y más colas para acceder a los contados alimentos que se otorgan a “todos”, si bien la totalidad de los cubanos no entra en ese “todos”, porque a quienes se atreven a manifestar inconformidad con el régimen, les aprietan el cinturón a través de la libreta. Raúl Castro en 2011 prometió “eliminar la tarjeta lo antes posible”, admitiendo sus errores, pero quiere imponérnosla a los venezolanos.
La tarjeta de abastecimiento anunciada por Maduro se aplicará inicialmente a las compras que los ciudadanos hagamos en las tiendas de Mercal y en otros abastos del Estado. Que nadie dude que el control abarcará luego los expendios privados de alimentos. Comienzan controlando solo alimentos subsidiados, para después alcanzar todo tipo de productos, incluso la gasolina como en Cuba. Desde lo más profundo de nuestro ser venezolano y como patriotas demócratas, escribimos aquí lo que en la calle gritamos a todo pulmón: “Y no, y no, y no me da la gana, una dictadura como la cubana”.
El nombre de la tarjeta encierra una mentira “Abastecimiento Seguro”. El abastecimiento seguro está en la producción, no en el control del consumo. Producir en grandes cantidades nos abastece. Nadie compra lo que no necesita, a no ser que haya escasez, caso en el cual adquiere -cuando lo consigue- algo más para su propia seguridad. Pero mentira fresca va más lejos, manifiesta que la tarjeta es “un instrumento para combatir la especulación”, un “componente para fortalecer a la familia”. Pura basura, pura paja, dice lo mismo que Fidel hace 51 años, ahora cuando los comunistas cubanos están por dejar la libreta.
Maduro olvida que la alimentación es un derecho humano fundamental, que va de la mano de los derechos a la vida y a la salud. Ofrece a los “tarjetahabientes” de la Misión Alimentación “concursar mensualmente en rifas de apartamentos, vehículos, bonos especiales y planes turísticos”. Ya basta de demagogia y de engaño, ese caramelito pretende facilitar la inyección del veneno del control de los ciudadanos, los que al inscribirnos daremos todos nuestros datos personales y familiares, para que el Estado nos someta y controle a plenitud. Hoy más que nunca a la calle contra la injerencia cubana. Por esta tarjeta de control e indignidad, tarjeta roja pa´Maduro. Fuera.