La Ley de Precios debe contar con los mecanismos idóneos para que se pueda, en el marco de la prudencia y la mesura, permitir el incremento de algunos bienes y servicios
Miguel Pérez Abad
La complejidad de los procesos económicos nos obliga a no bajar la guardia. La economía nunca duerme, así como se dice de ciudades como Caracas o Nueva York en alusión a que siempre están activas, vibrantes y sonantes las 24 horas del día, lo que obliga a las autoridades y policías a estar alertas el mismo número de horas.
Actualmente en la economía venezolana se han generado expectativas positivas con respecto al Sicad II. De hecho, ya el mercado negro ratifica que esta asustado. Los productores están visualizando una ventana para agilizar o destrabar, según sea el caso, la ruta de producir más bienes y servicios.
No obstante, sabemos que la cotización del dólar Sicad II es superior a la tasas hasta ahora oficiales en el mercado (6,30 y 11 Bs por dólar) y eso tendrá un efecto en los costos de producir y por lo tanto, lógicamente en los precios finales. Ante esta situación, existe la legítima preocupación en muchos sectores sobre la necesidad de reconocer de manera inmediata, ipso facto, este incremento para que los efectos positivos del Sicad II se sientan con mayor fuerza no sólo en la disminución de la cotización del dólar en el mercado negro, sino que se traduzca en más producción, que se sienta en los anaqueles de los mercados, supermercados, abastos, bodegas, ferreterías, panaderías, etc.
Porque, se entiende que este es el fin último, normalizar los niveles de producción en el país para combatir el desabastecimiento y la inflación, elementos que generan un contubernio que atenta contra la paz de este país.
En este sentido, ya las autoridades gubernamentales tienen que ir barajando el tema. La Ley de Precios debe contar con los mecanismos idóneos para que se pueda, en el marco de la prudencia y la mesura, permitir el incremento de algunos bienes y servicios que, sin duda, deben ser ajustados para que ese equilibrio que estamos buscando se cumpla: más oferta, más cantidad de bienes y servicios.
Se comprende, la preocupación legítima sobre los efectos sociales de las medidas de aumentos de algunos precios, pero su impacto se minimiza cuando estas medidas se toman de forma concertada, selectiva y mesurada. El pueblo, ha demostrado, en reiteradas ocasiones que comprende este tipo de acciones, porque al final sabe que cuando no se toman, las consecuencias son peores como los brotes de desabastecimiento y consecuente aparición de un mercado negro donde tienen que adquirir un producto al que se le negó un ajuste del 20 por ciento, en un 150 por ciento más caro, comprarlo a un vecino, a un fulano, a un buhonero