Darwin Rafael Sáez, de 33 años, gerente de una empresa aseguradora, fue ultimado el sábado en el barrio La Alcabala, en Petare, municipio Sucre. Cuando salió en su carro de su domicilio y se detuvo a saludar a unos vecinos, aparecieron delincuentes que le dispararon para robarlo.
El hombre fue despojado de una cadena gruesa de oro, un teléfono celular y dinero en efectivo. Para el momento del hecho se dirigía a su trabajo. Fue llevado al hospital Domingo Luciani, en El Llanito, pero minutos después de su ingreso falleció.
Su madre, Carmen Hernández, dijo que su hijo vivía en el barrio San José, en Petare. El gerente era casado y padre de un niño de 5 años. La ruta que tomó el sábado era la misma que siempre utilizaba para salir hacia su empleo.
Denunció que este lunes cumplía dos días esperando por una funeraria que lo aceptara para velarlo y rendirle sepultura, debido a que ninguna acepta fallecidos por armas de fuego. “Como si todos fueran hampones”, dijo.
Hace dos años su padre fue asesinado y aunque el asesino fue detenido solo estuvo dos años en prisión, fue dejado en libertad y el crimen quedó impune. El hombre se llamaba Rafael Ramón Durán, de 69 años y fue ultimado en el sector Las Tapias, carretera Petare-Santa Lucía.
Para Hernández en el país no existe seguridad debido a complicidad de los organismos de seguridad del Estado. “La GN y policías se dedican a cuidar las misiones y bienes del Estado, mientras que a la gente de los barrios la matan. No hay patrullas, la policía solo se queda en calles y avenidas”, expresó.
Durante este fin de semana 47 cadáveres fueron ingresados a la morgue de Bello Monte en Caracas. La cifra del mes de marzo alcanzaba ayer los 335 cuerpos.
AA