A días de la anexión de Crimea por parte de Rusia, las bombillas eléctricas comenzaron a parpadear.
Funcionarios en la península acusaron a Ucrania de reducir a la mitad el suministro de energía eléctrica para amedrentar a Crimea, cuyos residentes votaron a inicios de este mes separarse de Ucrania y unirse a Rusia.
«Recortar los suministros es un intento de Kiev para chantajear a Rusia a través de Crimea», escribió en su cuenta de Twitter el primer ministro de Crimea Serguei Aksionov.
La combativa reacción de Aksionov refleja una realidad aleccionadora para Crimea: la abrumadora dependencia de la estratégica península de los suministros de agua y electricidad de la parte continental ucraniana. El gobierno de Kiev, que fue incapaz de evitar la anexión rusa, aún cuenta con un arma que puede utilizar para negociar con su agresivo vecino.
Crimea obtiene de Ucrania aproximadamente 80% de su electricidad y una cuota similar de sus necesidades de agua.
Pero Ucrania necesita ser cuidadosa de no golpear a los residentes de Crimea demasiado fuerte con respecto al suministro de agua y electricidad. No puede permitir se perciba como que está perjudicando a la gente común en momentos en que está argumentando que la región sigue siendo parte de su territorio.
Analistas dicen que Ucrania probablemente podrá cobrar a Crimea precios más altos por esos servicios, pero le servirá de palanca en asuntos de política y seguridad.
Las autoridades ucranianas han descrito los cortes de suministro eléctrico a Crimea esta semana simplemente como resultado de mantenimiento técnico, y han insistido que no harían nada para perjudicar a los residentes.
AP