El voto de la Asamblea General de la ONU este jueves condenando la anexión rusa de Crimea mostró las diferentes posiciones que la crisis en Ucrania provoca en América Latina, dividida entre intereses nacionales y alianzas internacionales.
La resolución presentada por Ucrania y apadrinada por las potencias occidentales y Costa Rica, y que no tiene carácter vinculante, fue aprobada por 100 votos a favor, 11 en contra y 58 abstenciones.
Chile, Colombia, Perú, México, Panamá, Costa Rica, Guatemala, Honduras y República Dominicana apoyaron el texto en defensa del principio de integridad territorial y denunciando la ilegalidad del referéndum del 16 de marzo en Crimea, en el que la gran mayoría de la población de la península votó su incorporación a Rusia, aceptada por el Kremlin.
Votaron en contra de la resolución cuatro países del ALBA ((Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América): Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Cuba.
Entre los que se abstuvieron se encuentran Brasil, Argentina, Uruguay, Ecuador, Paraguay y El Salvador.
La crisis en Ucrania tienen varias implicaciones diplomáticas y políticas para América Latina, además de la cuestión de los tradicionales alineamientos cercanos o no a Estados Unidos.
Una de estas cuestiones es la legalidad del referéndum y la posterior anexión rusa teniendo en cuenta la situación de las Islas Malvinas, cuya soberanía reclama Argentina, y donde en marzo de 2013 se aprobó en referéndum por un 99,8% seguir siendo territorio de ultramar del Reino Unido.
Otro tema es el origen de la crisis: la «Revolución de Maidan» en Ucrania, que terminó con la destitución en febrero pasado del presidente prorruso Viktor Yanukovich, es vista por algunos gobiernos latinoamericanos como un cambio de régimen forzado por Estados Unidos y sus aliados.
Esta cuestión es de particular relevancia en el marco de la situación que se vive en Venezuela, donde protestas desde el 4 de febrero contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro han dejado un saldo de 34 muertos y más de 400 heridos.
AFP