Nosotros amamos a nuestros perros y gatos, pero el Antiguo Egipto realmente amaba a sus perros y gatos, sin mencionar a sus serpientes, cocodrilos y aves. Los animales tuvieron un lugar tan prominente en la antigua sociedad egipcia que decenas de millones fueron momificados.
Algunos de ellos fueron colocados en las tumbas de los faraones para que descansaran eternamente en compañía de sus reyes. Otros tuvieron sus propios cementerios especiales, donde fueron sepultados en ataúdes con tallados tan elaborados como los de miembros de la familia real.
Decenas de los mejores especímenes sobrevivientes están de visita en Museo Bowers, del condado de Orange, como parte central de la exhibición «Criaturas entrañables: Momias animales en el Antiguo Egipto».
Hay un perro tan bien detallado que incluso sus flexibles orejas son prominentes. Un gato antiguo fue conducido a su entierro con sus pequeñas patas cruzadas sobre su cuerpo, creando una imagen bizarramente reminiscente de una postura funeral humana.
«Simplemente muestra cómo pensaban los egipcios respecto a los animales considerándolos muy similares a los seres humanos», dijo Edward Bleiberg, curador de la exhibición. «Los egipcios creían que los animales tenían alma»,
Sin embargo, entrañables o no, poca gente, fuera de un rey o una reina, podían darse el lujo de tener un perro o un gato simplemente como compañía en los tiempos antiguos, afirmó Bleiberg.
De tal manera que el perro de caza visto esperando pacientemente bajo una silla en una escena de un cuadro sobre una cena probablemente hubiera sido echado de la casa si no hubiera contribuido a hacer posible esa comida.
La mayoría de los animales tuvieron una tarea incluso más grandiosa. Se les encargó la responsabilidad de utilizar sus almas en la muerte para llevar mensajes a los dioses que habían representado en la Tierra durante sus vidas. El perro, por ejemplo, fue el votivo o mensajero sagrado del dios Anubis, quien es representado en el arte del Antiguo Egipto como un hombre con cabeza de perro.
El ibis se comunicaba directamente con el dios Thoth, quien tenía cuerpo de hombre y cabeza de ave y, al parecer, era especialmente bueno para resolver desacuerdos humanos.
«Hay una carta incluida con una momia animal que sugiere que hay un hombre que está teniendo un problema terrible en el trabajo», comentó Bleiberg.
Otra carta enviada con un animal momificado incluye una petición para aliviar a un familiar enfermo.
En total la exhibición contiene más de 100 objetos, incluidos dibujos y esculturas, así como restos momificados de perros, gatos, aves, serpientes y cocodrilos. Muchos están envueltos en lienzos con patrones muy elaborados y otros fueron colocados en sarcófagos tallados para asemejarse a cómo se veían los animales en vida.