Tal vez, considera Capriles que una reunión con Nicolás Maduro le permitiría demarcarse de su contrincante en la oposición, al mostrar que éste escogió una estrategia equivocada, que ha traído como consecuencia enfrentamientos, heridos y la perdida de numerosas vidas.
Leopoldo Puchi
Las acciones de calle de carácter violento desplegadas en las últimas semanas no han logrado el objetivo que se habían propuesto, es decir, la salida de Nicolás Maduro de Miraflores. Persisten focos importantes, como en San Cristóbal, pero disminuyen paulatinamente en número e intensidad. El cierre constante de vías públicas y la quema de transportes o de locales públicos han generado rechazo en las filas de los seguidores de la oposición.
En este contexto, de desaceleración y cierto repliegue de los sectores radicales, es posible que la oposición moderada de la Mud representada en PJ, AD, y UNT, se decida a concurrir al diálogo que se ha planteado. En este momento ya no es tan fuerte la presión de quienes creían que se produciría una salida inmediata y, por lo tanto, hay un margen mayor para las conversaciones y acuerdos. La presencia reciente de los cancilleres de Unasur, sin duda alguna, va a estimular el camino de la búsqueda de acuerdos sobre temas vitales. Los partidos de la Mud que están en desacuerdo con métodos de lucha violentos tienen demandas y reclamos que deben ser atendidos por el Gobierno. Es necesaria una tregua de común acuerdo sobre la violencia verbal y abrir espacios de reconocimiento mutuo.
Es así como Henrique Capriles Radonski ha mostrado una cierta disposición al diálogo, al tiempo que ha cuestionado fuertemente a Leopoldo López por la estrategia que ha adoptado. Tal vez, considera Capriles que una reunión con Nicolás Maduro le permitiría demarcarse de su contrincante en la oposición, al mostrar que éste escogió una estrategia equivocada, que ha traído como consecuencia enfrentamientos, heridos y la perdida de numerosas vidas.
Por su parte, los promotores de la utilización de métodos violentos, como las guarimbas, consideran que éstas no han sido derrotadas definitivamente, sino que viven un reflujo circunstancial, por las penalidades que causan y la fatiga que generan. De tal manera que es posible que insistan, en los próximas semanas o meses, en una nueva oleada de protestas con el componente de acciones violentas de mayor intensidad. Es lo que se conoce como “tercera fase”, que piensan será más recia, extensa y definitoria. Para ello apuestan a que, en el futuro inmediato, una porción de los sectores populares se desprenda del chavismo en razón de las dificultades económicas como la inflación y la escasez.
Si las aguas bajan como resultado del diálogo, el acontecer político se enrumbará hacia los nuevos episodios electorales, comenzando por las parlamentarias del 2015, lo que colocará en el centro de atención la escogencia de los nuevos miembros del Consejo Nacional Electoral, del Tribunal Supremo de Justicia y la designación del Contralor y el Defensor del Pueblo. Pacificación, negociación y pulso.