Nació de la erupción de un volcán submarino en noviembre del año pasado y desde entonces no ha parado de crecer.
Tanto que la nueva isla japonesa formada por el material que expulsó el volcán en el Océano Pacífico ahora ha devorado a otra isla vecina.
Nijima, tal es el nombre de la joven y voraz isla, brotó sobre la superficie del mar a unos 500 metros de Nishino-shima, otra formación volcánica que entró en erupción y se expandió por última vez entre 1973 y 1974.
Cuando surgió, los científicos se mostraron escépticos: pensaron que el diminuto islote sería «barrido» por las aguas en cuestión de días, según informó el periodista de la BBC Rupert Wingfield-Hayes.
Pero la acumulación de sedimentos de sucesivas explosiones submarinas ha hecho crecer sin pausa a la joven isla.
Y casi cinco meses después del nacimiento de Nijima, las dos son ahora una sola isla.
Además la erupción, dicen los expertos, no da señales de aplacarse, por lo que habrá que esperar a que acabe este proceso para poder predecir el futuro de la isla.
Un satélite de la NASA capturó el 30 de marzo pasado esta imagen de las islas, que se ubican a alrededor de 1.000 kilómetros al sur de Tokio en las islas Ogasawara, también conocidas como archipiélago de Bonin.
En el detalle ampliado, la línea blanca marca el tamaño que tenía la nueva isla el 30 diciembre pasado.
Burbujas explosivas
El islote forma parte del Anillo de Fuego del Pacífico, que se extiende desde la costa del norte de Chile hasta Alaska y Siberia y luego al sur hasta Nueva Zelanda.
Las dos islas ahora unidas tienen más de un kilómetro de ancho. Además se han formado dos conos alrededor de las fumarolas principales, que alcanzan los 60 metros por sobre el nivel del mar, el triple del punto más alto que tenía la isla en diciembre.
Según informa la Nasa, los flujos de lava son más activos en el sur de la isla.
Una columna de vapor, gas y cenizas volcánicas se elevan desde la nueva formación, y los expertos del Observatorio de la Tierra de la NASA sugieren que la forma itermitente de la nube puede ser reflejo de la misma erupción submarina.
Las erupciones estrombolianas, explican, son escencialmente burbujas explosivas de lava y gas que surgen del interior de la Tierra.