El inicio de un diálogo entre el Gobierno y la oposición para buscar una salida a los enfrentamientos y la violencia en el país no ha desmovilizado los focos de protestas que todavía se mantienen en algunas zonas del este de Caracas.
En el municipio Chacao, alrededor de 300 personas instaladas en tiendas de campaña frente a la oficina de la ONU desde el pasado 24 de marzo mantienen parcialmente cerrada una de las principales vías de la capital para que ese organismo responda a sus demandas.
«Cuando existe diálogo tiene que existir la comunidad de las partes (…) ahora lo que se está uniendo es la cúpula de las partes representativas de una supuesta oposición que lo que están es mediando para obtener sus cuotas de poder», declaró a Efe David Morales, uno de los voceros del campamento.
Venezuela se encuentra sumida en una ola de protestas, que en ocasiones se han tornado violentas, contra las políticas del Gobierno de Nicolás Maduro desde el pasado 12 de febrero y que han dejado hasta la fecha 39 muertos y cientos de heridos y detenidos.
Con el fin de encontrar una salida, Gobierno y oposición llegaron el martes a un acuerdo, con el apoyo de una comisión de cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) que se desplazó hasta Caracas, para abrir un diálogo que se espera que comience mañana.
«Resulta que (dialogas) con un régimen que mientras habla de diálogo, resulta ser que está atacándonos en las calles todavía, nos está reprimiendo, nos está violando los derechos humanos a todos los ciudadanos venezolanos», añadió Morales.
Los campistas urbanos han solicitado a la ONU que una comisión llegue al país para «constatar la violación de los derechos humanos», dice Morales.
Carteles con mensajes contra Maduro y su gabinete se entremezclan con exposiciones del material antidisturbios utilizado por las fuerzas de seguridad para reprimir diversas protestas violentas, altares improvisados y decenas de carpas en las que se apiñan cerca de 300 personas llegadas de diferentes estados del país.
A unos minutos de este foco de protesta, la zona residencial de El Cafetal, en el municipio opositor de Baruta, muestra calles parcialmente cerradas por donde el tráfico discurre con dificultad entre objetos colocados por opositores que han alimentado las barricadas desde hace semanas.
«Aquí hay mucha juventud que se ha movilizado (…) los muchachos han puesto estas barricadas siempre con el objetivo de que la gente se dé cuenta de qué es lo que está pasando», dijo a Efe Manuel Iturriza, que vive en el Cafetal desde hace 40 años.
A Iturriza le parece «muy bueno» la posible reunión entre el Gobierno y la oposición siempre, dice, «que realmente fueran a cumplir con los objetivos que tiene la (coalición opositora) MUD» y entre los que menciona la liberación de los «presos políticos».
«Eso no llega, ésto es un Gobierno que no tiene capacidad para diálogo, no tiene gente preparada para diálogo», reflexionó en el mismo sentido el también vecino de esta zona Siro Alcázar.
Sin embargo, este ingeniero agrónomo jubilado está de acuerdo «hasta cierto punto» con este tipo de protestas que cierra calles y dificulta la circulación. «La protesta debe de hacerse, todos los ciudadanos todo el pueblo, todos los que están inconformes (…) pero la forma salvaje no estoy de acuerdo», defendió.
No opinó lo mismo su vecino Iturriza, «totalmente» de acuerdo con poner barricadas. «Va a continuar y va a empeorar (…) porque realmente la gente ya esta cogiendo más rabia de todo lo que está pasando (en el país),» afirmó.
EFE