«Venezuela sufre una severa crisis económica que se expresa en una elevada inflación, cifrada en 60% al cierre de marzo, altos niveles de escasez, en particular de alimentos, una economía afectada por la recesión, todo ello en el contexto de restricciones importantes al acceso de las divisas», así lo señala un comunicado de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Agregando que «este cuadro de malestar económico no se ha producido como resultado de la caída de los precios del petróleo o del impacto de una declinación de la economía global. Las causas de la crisis tienen que ver con el colapso de un modelo económico que destruyó las capacidades productivas internas, especialmente las de la industria de alimentos, lo que ha obligado a importar en 2013 bienes alimenticios por el orden de US$ 9.756 millones, cifra muy superior a los US$ 3.005 millones de importaciones de 2006».
A continuación el texto completo:
Las crecientes cifras de inflación están afectando a todos los venezolanos, pero con mayor incidencia a los grupos más pobres, ello debido a que la inflación en el rubro de alimentos ya alcanza el 80,0% por cuanto los estratos de menores ingresos dedican la mayor parte de su ingreso a la compra de alimentos. Pero no se trata exclusivamente de que los precios están altos. Tan grave con el alza de precios es la escasez, al punto tal que de cada cien artículos, treinta no se consiguen. Estos dos factores se han combinado para producir una caída de más de 10,0% en el poder adquisitivo de los trabajadores.
Aunque la inflación y la escasez son síntomas de una economía en crisis, también lo es la contracción que está experimentando la actividad económica. Según ha confesado el presidente del BCV, la economía entró de nuevo en una fase recesiva, como consecuencia de la devaluación del bolívar y de la restricción en la entrega de divisas, que ha afectado negativamente la importación de materias primas y bienes de capital esenciales para la producción de bienes finales.
Ninguno de los anuncios que realizó el presidente Maduro está encaminado a la resolución de la crisis. No se avanzó una sola medida destinada a contener la inflación y, contrariamente, se corre el grave riesgo de que la escasez aumente si el gobierno sigue perseverando en el error de creer que la inflación se genera en la comercialización de los bienes y no en la devalución del bolívar y la creación de dinero inorgánico por parte del BCV con el objeto de financiar al fisco nacional.
Ha sido la política económica diseñada y aplicada por el gobierno la que ha exacerbado el rentismo petrolero y la dependencia externa. Ello se ha materializado en las compras de productos importados y la firma de acuerdos comerciales donde el gobierno de Venezuela ha privilegiado las importaciones en lugar de la producción nacional. De hecho, más del 70,0% de los bienes vendidos en la red Mercal, provienen del exterior.
A esto se suma la liquidación del establecimiento productivo que se orientaba a las exportaciones no petroleras. Las cifras son más que elocuentes. En 1998, de cada cien dólares exportados, treinta eran productos no petroleros. En 2013, esa relación se redujo a apenas cuatro dólares de cada cien de ventas al exterior.
La MUD ha venido reiterando que urge en Venezuela un nuevo modelo económico que promueva el desarrollo, estimule la producción nacional, acompañadas de acciones que corten el financiamiento inflacionario del déficit fiscal por parte del BCV como requisito para estabilizar el valor del bolívar y así bajar la inflación y recuperar el poder adquisitivo de los salarios.