En relación con las mesas de dialogo en materia económica iniciadas por el Gobierno Nacional desde la Asociación de Trabajadores Emprendedores y Microempresarios (ATRAEM) afirmaron que los pequeños y medianos comerciantes no han sido invitados a estos debates, dejado de lado los intereses y necesidades de este sector solo enfocándose en las grandes empresas. Asimismo rechazaron la aplicación de la Ley de Precios Justos al considerarla como un motor para la matraca al sector comercio que incluye importantes multas, expropiaciones y cárcel.
Alfredo Padilla, director general de la Asociación de Trabajadores Emprendedores y Microempresarios (ATRAEM), señaló que en las mesas de dialogo en materia económica solo están presentes los empresarios de alto nivel excluyendo a los pequeños y medianos comerciantes, que son los más afectados por las sanciones al tener menos poder adquisitivo.
“Exigimos que este sector sea incluido en el dialogo y sus problemas y necesidades sean debatidas así impulsar el progreso del país, una muestra sería el regreso de los estacionamiento a sus dueños en Santa Rosalía o un nuevo debate amplio de la ley de arredramiento, entre otros temas”, dijo.
Padilla recalcó que la Ley de Precios Justos generará mayor corrupción y lo que llama el experto la “economía de la golilla”, que se refiere al tráfico de influencia, extorsión a comerciantes con la amenaza de sanciones o venta de productos a altos precios jugando con la escasez.
“Un ejemplo es el caso de mercal y la venta ilegal de alimentos a altos costos, algo denunciado hace días por Maduro pero que ya tiene varios años aplicándose siendo un secreto a voces, los controles. Donde les llega el producto con sobreprecios al buhonero y a su vez a los ciudadanos. Es decir esta legislación promueve la matraca”.
El integrante del Movimiento en Defensa del Patrimonio Familiar informó que están realizando reuniones con los sectores organizados de pequeños y medianos comerciantes para hacerle frente a la Ley de Precios Justos, concientizando a los ciudadanos de las consecuencias que puede traer en la economía productiva su aplicación. “Creemos en el dialogo pero aguas abajo, donde la opinión del dueño del kiosco, el vendedor del mercado municipal o el dueño de la panadería sean escuchados con la misma importancia que el gran empresario” sentenció.