Laura Chinchilla, la primera mujer presidenta de Costa Rica, que hace cuatro años asumió en la cúspide de la popularidad, rinde este jueves su último informe de gestión con el nivel de aprobación más bajo para un gobernante en las últimas décadas.
El informe lo presentará ante los 57 diputados del Congreso, electo en los comicios de primera ronda del 2 de febrero, que este jueves se instala y designa a sus autoridades.
El 8 de mayo, Chinchilla pasará el mando al historiador Luis Guillermo Solís (centro) sin haber logrado convencer a los costarricenses de las bondades de su administración, marcada por graves problemas fiscales y una impresionante ristra de escándalos de corrupción.
El último sondeo que midió la opinión sobre el gobierno de Chinchilla, realizado en diciembre pasado por la empresa Unimer para el diario La Nación, le da una aprobación de solo el 11%, frente a un 61% que la considera «mala» o «muy mala».
«Chinchilla deja un déficit fiscal del 6% del Producto Interno Bruto (PIB), lo cual es por mucho la peor herencia al próximo gobierno, que verá limitado su accionar desde todo punto de vista», dijo a AFP Víctor Ramírez, académico de la Universidad de Costa Rica (UCR).
El politólogo destacó la baja en la criminalidad -11,6 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2010 a 8,5 en 2013 según la ONU- y programas de atención de niños y ancianos, pero señaló que «eso no es suficiente para pasar a la historia».
Alberto Salom, también politólogo y una persona cercana a Solís, considera que el gobierno de Chinchilla fue «contradictorio, carente de metas ambiciosas e incapaz de enfrentar y castigar la corrupción».
AFP