Personas de la tercera edad, mujeres solas y estudiantes son los blancos predilectos de los delincuentes motorizados, que operan en esta urbanización del municipio Libertador, según denuncian vecinos y víctimas. Reclaman escasa vigilancia policial y proliferación de invasiones
“San Bernardino es un caso bien particular, porque a pesar de ser todavía un lugar muy bonito a la vista, esconde una realidad muy grave, que es el constante azote del hampa que no perdona: Niños, gente mayor y señoras, son las principales víctimas de la delincuencia, que trabaja desde que sale el sol hasta mucho después que se oculta”.
Así lo señaló un comerciante de esta urbanización, perteneciente al municipio Libertador de Caracas, quien prefirió no relevar su identidad debido a que ya ha padecido esta realidad en diversas ocasiones, siendo la última hace tres días.
Relató que en horas de la mañana de aquel día, dos sujetos se bajaron de una unidad de transporte público, cargando bolsos y carteras que robaron de los usuarios y “para ponerle la cereza al pastel”, remataron atracando el pequeño local, donde tras apuntarlo con un arma de fuego, se llevaron los cigarrillos y escaso dinero en efectivo que poseía.
“Uno de los tipos tenía la pistola y el otro un cuchillo, lo inusual es que andaban a pie y a pesar que estoy a pocos metros del puesto fijo de la Guardia Nacional Bolivariana, aquel día no pasaron por aquí ni una sola vez. Su presencia no nos hace sentir más seguros”, lamentó el ciudadano.
Asaltos tipo comando
Éstos delincuentes armados no sólo se han dedicado asaltar a quiénes transitan por la vía, sino que en el último mes, éstos sujetos han tenido en la mira a quiénes hacen colas en bancos, paradas de camionetas y entidades públicas.
Desde hace un mes, han estado realizando atracos colectivos, el más reciente fue el lunes a las afueras del Saime, en la plaza La Estrella, en San Bernardino, despojando de sus pertenencias a todas las personas que hacían cola a la espera de que la sede del organismo abriera sus puertas.
Por otro lado, Osaí Mariche, denunció que en los últimos días no han perdonado a quiénes hacen cola en el supermercado Bicentenario, “a las 5am cuando sales de tu casa ya escuchas que robaron a los que estaban haciendo cola para comprar mercado”. También agregó que, “a las personas mayores que hacen cola para cobrar su pensión en Fondo Común tampoco las perdonan. En la cola encuentran a mujeres bien presentadas y se hacen pasar por amistades y al salir le dicen a la persona que le den todo”.
Invasiones impusieron miedo
Cuando se le pregunta a los residentes de San Bernardino por las invasiones en la urbanización, piden anonimato antes de contestar. «Cómo hace uno para hablar sin miedo si el invasor es tu vecino», dice el dueño de un comercio. Al menos nueve edificaciones, la mayoría estructuras de principios de los 60, están tomadas en la zona.
Inseguridad y temor es lo que han traído las tomas ilegales de inmuebles, en una parroquia residencial donde abundan las personas de tercera edad, los centros de servicio médico y los planteles educativos, según relata la vecina Rebeca Senia.
«Los fines de semana son de anarquía y fiesta. Uno no duerme de viernes a lunes por el escándalo», dice un vecino sobre una quinta invadida en la calle José Félix Ribas. Asegura que ya se han denunciado a la policía los problemas de convivencia sin obtener resultados. Tampoco ha habido respuestas sobre el robo de luz y agua.
Otra vecina de la Avenida Los Próceres, explica que la consecuencia directa de las tomas ilegales, se ha visto sobre el transporte. En un día reportan hasta cinco robos en unidades públicas con el mismo modo, “una persona sube al bus, roba al conductor y a los pasajeros y escapa de parrillero en una moto. Usan los edificios invadidos como guaridas. Ni la gente ni la policía se meten para allá».
Exigen patrullaje
Habitantes de la zona reclaman la escasa vigilancia policial y exigen un mayor reparo de las autoridades antes hechos delictivos. Para Victorino Fernández, vecino del sector, “los grandes problemas de la zona son las invasiones, el deficiente alumbrado público y sobre todo la ausencia de cuerpos policiales”.
Asimismo, Carmen Pineda, comerciante, manifestó que, “necesitamos presencia de la policía. No es que nos vayamos a sentir protegidos pero si un poco más seguros de caminar por algunos sectores de la urbanización”.
Dos focos
de violencia
y desarme
La «Torre de David», no es el único foco de violencia que genera preocupación a los vecinos de la urbanización San Bernardino, éstos se han multiplicado en los últimos años con las invasiones y los improvisados refugios dispuestos por el Gobierno nacional tras las lluvias de 2010.
Otro de los focos que causa zozobra en La Candelaria, es la sede del interrumpido Centro Comercial Sambil Candelaria, expropiado por el Gobierno, el cual terminó convirtiéndose en un refugio. Allí residen todavía unas 400 familias damnificadas.
Arrebatones, buhonería sin control, problemas de convivencia, música a altos decibeles e ingesta de bebidas alcohólicas, son los problemas que surgen como consecuencia de la ocupación de este espacio, que afecta especialmente a los habitantes de los alrededores de la esquina de Puente Anauco.
Los vecinos de la Candelaria esperan la respuesta prometida por el despacho de Interior y Justicia, luego del encuentro con los miembros del Frente en Defensa del Norte de Caracas, para resolver estos problemas
Shirley Zambrano