«La situación es crítica. La deuda (del gobierno con las aerolíneas) llegó a cuatro mil millones. Esto tiene un límite que lo establece cada línea, pero todas están preocupadas, todas están en la lista y estudian si deberán suspender operaciones temporalmente», dijo Humberto Figuera, presidente de la Asociacion de Líneas Aéreas de Venezuela (ALAV).
«Existe el riesgo real de aislamiento de aquí a unos meses», agregó Figuera, interrogado telefónicamente por la AFP en momentos en que Alitalia confirmó la suspensión de sus vuelos a Caracas durante cinco meses, siguiendo los pasos de Air Canadá en marzo, y mientras otra decena de empresas recortaron frecuencias y bloquearon ventas.
En Venezuela, donde rige un estricto control de cambios desde 2003, las aerolíneas están obligadas a vender los boletos internacionales en bolívares y luego iniciar una ardua peregrinación en procura que el gobierno entregue los dólares correspondientes.
El final de la fiesta
Durante años Venezuela fue «El Dorado» de las líneas aéreas, ya que un bolívar sobrevaluado, el control de cambios y un mercado negro de divisas disparatado generaban distorsiones que garantizaban vuelos repletos a precios altos.
Pero cuando el presidente Nicolás Maduro comenzó a retacear la entrega de dólares, puso fecha de vencimiento a una ficción insostenible.
«A mediados de 2013 –rememora un operador turístico que pidió el anonimato– la aerolínea facturaba un boleto trasatlántico a 9.000 bolívares o sea 1.400 dólares al cambio legal. Pero el pasajero vendía 220 dólares en el mercado negro y conseguía los bolívares necesarios. O sea que le costaba siete veces menos».
La aerolínea tampoco perdía, ya que con los bolívares iba a reclamarle los 1.400 dólares al Estado, quien terminaba pagando la fiesta.
Las empresas niegan cualquier irregularidad. «El 24 de enero el ministro de Transporte Aéreo y Acuático (Herbert García Plaza) convocó a las aerolíneas y les dijo que había voluntad de pagar pero que iban a hacer una auditoría. Los resultados fueron positivos y no había ninguna anormalidad. Pero nunca se pagó», explica Figuera.
Meses de idas y venidas
En marzo el director general de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), Tony Tyler, hablando en Ginebra, calificó la situación como insostenible y profetizó que «las compañías no podrán sostener las operaciones de manera indefinida si no se les paga».
La reacción de Maduro fue fulminante: «Aerolínea que reduzca (operaciones), tomaré medidas severas. Aerolínea que se vaya del país no vuelve mientras nosotros seamos gobierno», advirtió.
Sus palabras no fueron obstáculo para que una decena de compañías redujeran su oferta entre 15% y 75%, ni para que AirCanadá anunciara, cuatro días después, que suspendía provisoriamente operaciones. Ahora se suma Alitalia, que tiene pendientes de cobro más de 130 millones de euros.
Alitalia y Air Europa fueron las primeras compañías que hace cinco meses advirtieron sobre sus dificultades y realizaron negociaciones. Alitalia incluso recibió y aceptó una oferta de cobrar parte en combustible, parte en bonos y parte en dólares, que nunca fue concretada por el gobierno.
Entretanto, las aerolíneas esperan sentadas en montañas de bolívares. La estadounidense American Airlines señaló en su cierre de cuentas del primer trimestre de 2014 que tenía retenidos en Venezuela 750 millones de dólares.
Por su lado, la panameña Copa asegura que el gobierno chavista le adeuda 487 millones de dólares, más que las ganancias mundiales de la empresa en todo 2013. AirFrance habla de una deuda de 199 millones de euros, casi una vez y media el beneficio del gigante de la aviación mundial.
¿Alguien vio un pasaje?
Conseguir un pasaje internacional en bolívares se ha convertido casi en misión imposible. Las empresas tratan de vender sus plazas en el extranjero en divisas y sólo a último momento liberan los lugares sobrantes.
Así la clase media venezolana –que por regla general carece de acceso a dólares– ha añadido a sus temas de conversación centrales las cosas que hace para tratar de conseguir boletos, como levantarse en mitad de la noche a rastrear por Internet si se han liberado cupos en bolívares en alguna línea aérea.
Para los poquísimos que disponen de tarjetas de crédito extranjeras, o quienes tienen familia en el exterior, la tarea es un poco más simple: algunas aerolíneas –no todas– permiten comprar por internet un pasaje ida y vuelta desde Caracas a Europa y pagarlo con una tarjeta en euros.
Pero ese boleto cuesta fortunas. «La ruta a Caracas, por las distorsiones, se ha vuelto el destino más caro de toda América Latina hacia y desde desde cualquier punto europeo. Los valores son entre 20 y 40% mas caros. Es más caro incluso que ir a Brasil en pleno Mundial», explicó a la AFP una agente de viajes. AFP
«La situación es crítica. La deuda (del gobierno con las aerolíneas) llegó a cuatro mil millones. Esto tiene un límite que lo establece cada línea, pero todas están preocupadas, todas están en la lista y estudian si deberán suspender operaciones temporalmente», dijo Humberto Figuera, presidente de la Asociacion de Líneas Aéreas de Venezuela (ALAV).
«Existe el riesgo real de aislamiento de aquí a unos meses», agregó Figuera, interrogado telefónicamente por la AFP en momentos en que Alitalia confirmó la suspensión de sus vuelos a Caracas durante cinco meses, siguiendo los pasos de Air Canadá en marzo, y mientras otra decena de empresas recortaron frecuencias y bloquearon ventas.
En Venezuela, donde rige un estricto control de cambios desde 2003, las aerolíneas están obligadas a vender los boletos internacionales en bolívares y luego iniciar una ardua peregrinación en procura que el gobierno entregue los dólares correspondientes.
El final de la fiesta
Durante años Venezuela fue «El Dorado» de las líneas aéreas, ya que un bolívar sobrevaluado, el control de cambios y un mercado negro de divisas disparatado generaban distorsiones que garantizaban vuelos repletos a precios altos.
Pero cuando el presidente Nicolás Maduro comenzó a retacear la entrega de dólares, puso fecha de vencimiento a una ficción insostenible.
«A mediados de 2013 –rememora un operador turístico que pidió el anonimato– la aerolínea facturaba un boleto trasatlántico a 9.000 bolívares o sea 1.400 dólares al cambio legal. Pero el pasajero vendía 220 dólares en el mercado negro y conseguía los bolívares necesarios. O sea que le costaba siete veces menos».
La aerolínea tampoco perdía, ya que con los bolívares iba a reclamarle los 1.400 dólares al Estado, quien terminaba pagando la fiesta.
Las empresas niegan cualquier irregularidad. «El 24 de enero el ministro de Transporte Aéreo y Acuático (Herbert García Plaza) convocó a las aerolíneas y les dijo que había voluntad de pagar pero que iban a hacer una auditoría. Los resultados fueron positivos y no había ninguna anormalidad. Pero nunca se pagó», explica Figuera.
Meses de idas y venidas
En marzo el director general de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), Tony Tyler, hablando en Ginebra, calificó la situación como insostenible y profetizó que «las compañías no podrán sostener las operaciones de manera indefinida si no se les paga».
La reacción de Maduro fue fulminante: «Aerolínea que reduzca (operaciones), tomaré medidas severas. Aerolínea que se vaya del país no vuelve mientras nosotros seamos gobierno», advirtió.
Sus palabras no fueron obstáculo para que una decena de compañías redujeran su oferta entre 15% y 75%, ni para que AirCanadá anunciara, cuatro días después, que suspendía provisoriamente operaciones. Ahora se suma Alitalia, que tiene pendientes de cobro más de 130 millones de euros.
Alitalia y Air Europa fueron las primeras compañías que hace cinco meses advirtieron sobre sus dificultades y realizaron negociaciones. Alitalia incluso recibió y aceptó una oferta de cobrar parte en combustible, parte en bonos y parte en dólares, que nunca fue concretada por el gobierno.
Entretanto, las aerolíneas esperan sentadas en montañas de bolívares. La estadounidense American Airlines señaló en su cierre de cuentas del primer trimestre de 2014 que tenía retenidos en Venezuela 750 millones de dólares.
Por su lado, la panameña Copa asegura que el gobierno chavista le adeuda 487 millones de dólares, más que las ganancias mundiales de la empresa en todo 2013. AirFrance habla de una deuda de 199 millones de euros, casi una vez y media el beneficio del gigante de la aviación mundial.
¿Alguien vio un pasaje?
Conseguir un pasaje internacional en bolívares se ha convertido casi en misión imposible. Las empresas tratan de vender sus plazas en el extranjero en divisas y sólo a último momento liberan los lugares sobrantes.
Así la clase media venezolana –que por regla general carece de acceso a dólares– ha añadido a sus temas de conversación centrales las cosas que hace para tratar de conseguir boletos, como levantarse en mitad de la noche a rastrear por Internet si se han liberado cupos en bolívares en alguna línea aérea.
Para los poquísimos que disponen de tarjetas de crédito extranjeras, o quienes tienen familia en el exterior, la tarea es un poco más simple: algunas aerolíneas –no todas– permiten comprar por internet un pasaje ida y vuelta desde Caracas a Europa y pagarlo con una tarjeta en euros.
Pero ese boleto cuesta fortunas. «La ruta a Caracas, por las distorsiones, se ha vuelto el destino más caro de toda América Latina hacia y desde desde cualquier punto europeo. Los valores son entre 20 y 40% mas caros. Es más caro incluso que ir a Brasil en pleno Mundial», explicó a la AFP una agente de viajes. AFP