La experiencia en nuestro país sobre reelecciones presidenciales no han sido lo mejor y mas apropiada a nuestra idiosincrasia, como ejemplos tenemos en el siglo XX, la de los presidentes Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera, no fueron muy felices, sin haber sido inmediatas
La igualdad es un principio de derecho universal insoslayable en un Estado de Derecho Justo, establecido en el preámbulo de la vigente Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela y debidamente concatenada a los efectos de reelección presidencial, en su artículo 6, que el Gobierno de la Republica, “es y será siempre alternativo”.
La alternabilidad significa no ser continuo o sucesivo, y para el ejercicio de la Presidencia de la Republica, la prohibición de reelección inmediata se respeta el derecho de “igualdad”, por ello, se dispuso que: “no podrá ser elegido Presidente de la Republica quien este en ejercicio de la presidencia para el momento de la elección” (articulo 184 de la Constitución de 1961 ), era de mayor justeza, pudiendo ser reelecto por una sola vez, en vía alterna pero nunca continua; pero mediante referéndum en febrero de 2009 fue aprobada la enmienda No. 1 para la del articulo 230 de la Constitución de 1999 estableciéndose la reelección indefinida.
Si tanto nos apegamos a la Ley Fundamental de Angostura en 1819 donde el Libertador, Simón Bolívar, en su discurso sentencio: “Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y el se acostumbra a mandarlo, de donde se origina la usurpación y la tiranía”. Fue ignorada esta alerta.
La experiencia en nuestro país sobre reelecciones presidenciales no han sido lo mejor y mas apropiada a nuestra idiosincrasia, como ejemplos tenemos en el siglo XX, la de los presidentes Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera, no fueron muy felices, sin haber sido inmediatas.
Si bien la prohibición absoluta a la reelección cercena el derecho a ser postulado nuevamente; la reelección presidencial inmediata e indefinida es manifiestamente grave porque le cierra las puertas a los nuevos liderazgos, a las nuevas generaciones y a la evolución racional, humanitaria y ética del país, por ello, la alternabilidad en la Presidencia de la Republica, es el mejor camino para vivir en una sociedad justa.
Cesáreo José Espinal Vásquez
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