El obrero y delegado sindical, Argenis José Rosal, de 37 años, fue asesinado este domingo en Carapita, parroquia Macarao. El hombre fue ultimado por un supuesto amigo que lo acusó de haberse aprovechado de su estado de embriaguez para hurtarle una suma de dinero en efectivo.
La esposa de Rosal, Yesenia Nolasco, fue quien ofreció los detalles del asesinato este lunes cuando esperaba para retirar el cadáver de su marido en la morgue de Bello Monte. Ella fue testigo del crimen que se produjo este sábado, aunque su esposo falleció la madrugada del domingo.
Argenis Rosal era nativo de Cariaco, estado Sucre, de donde también es oriundo el supuesto homicida. Por su afinidad se llamaban “paisano” entre sí, mantenían una estrecha relación de amistad y laboraban juntos en la construcción en Caracas.
Al amanecer del sábado, Rosal estaba en su casa y cuando se asomó a la puerta vio a su amigo dormido dentro de un carro con las puertas abiertas. Cuando bajó se dio cuenta que estaba ebrio y le ofreció entrar para que durmiera hasta que mejorara.
Según la viuda de la víctima, al despertarse, el “paisano” de su esposo comenzó a buscar un supuesto dinero que tenía en su cartera, pero había desaparecido, por lo que acusó a Rosal de haberlo tomado.
Los amigos discutieron y el primero lo amenazó de muerte. Se marchó pero regresó armado. Una vez más le exigió al trabajador que le devolviera la plata pero este insistía en su inocencia y fue cuando le disparó en cuatro oportunidades en la cabeza, abdomen, una pierna y un glúteo.
El hombre murió cuando era atendido en el hospital Miguel Pérez Carreño. Era padre de dos adolescentes de 12 y 16 años. Fue uno de los 47 cadáveres que registró en sus ingresos la morgue de Bello Monte este fin de semana.