*** Los compatriotas de esta generación han tenido que asumir la alegría triste de inmigrar huyendo de la inseguridad, de la crispación política y de la falta de oportunidades bajo una premisa equivocada pensando que el norte es una quimera. Lo mejor es buscar nuestro propio sueño como lo acaba de lograr Rosa Domínguez, graduada recientemente en Nova Southeastern University.
Venezuela siempre fue un país que acogió con los brazos abiertos a todo aquel que viniera a hacer vida productiva. En época de Pérez Jiménez fue nutrida la inmigración italiana, portuguesa y española.
Con Colombia siempre se ha tenido una gran afinidad. La ventaja de ser vecinos y compartir importantes fronteras nos ha consustanciado con el tiempo. Nuestro país acogió cubanos que huyeron de Baptista y de Castro, argentinos que escaparon del genocida Videla, chilenos que buscaron paz y libertad ante el sanguinario oprobio de Pinochet.
Margarita es y sigue siendo hogar como todo el país, de la gran colonia árabe, muy laboriosa por demás.
A todas estas nacionalidades, este país dio oportunidades. En Canarias se llegó a llamar a Venezuela como la octava isla.
En su gran mayoría quienes en el pasado fueron inmigrantes hoy son ciudadanos orgullosos de nuestra tierra. La quieren, la sienten y aquí han echado raíces.
En líneas generales éramos un país receptor de inmigrantes y jamás nos hubiese pasado por la mente tener que asumir, parafraseando el título del libro del talentoso colega Carlos Subero la “Alegría Triste de Emigrar”.
En busca de un futuro
que Venezuela no ofrece
De pronto, Venezuela tomó un camino impensado. Sus libertades y sus oportunidades comenzaron a cambiar drásticamente desde que inicio este ensayo de gobierno continuista, propiciando una improvisada diáspora de venezolanos por el mundo que se traduce principalmente en fuga de talentos y capitales.
Los venezolanos de esta generación han tenido que asumir la alegría triste de inmigrar huyendo de la inseguridad, de la crispación política y de la falta de oportunidades. Triste ejemplo para una nación que durante años se dedicó a ser cobijo de las diversas colonias y que se identificaba plenamente con la libertad y la democracia.
El perfil del venezolano que emigra hoy es variado, anteriormente lo hacían quienes tenían oportunidades de estudiar en las más prestigiosas universidades del mundo.
Los jóvenes hoy buscan el futuro que no les ofrece su país. Los emprendedores tienen la misma motivación. Las familias lo hacen conscientes de que es un duro desafío para adaptarse a otras culturas dejando atrás todo su historial de vida.
Otros lo han hecho por aquella simpleza que significa el sueño americano, inglés, irlandés, español…en fin, pero como dice una sabrosa composición del folklore venezolano: El norte es una quimera.
Sin embargo, toda regla tiene su excepción y no hay obstáculo que el ser humano no pueda derribar siempre que se lo proponga.
De Guarenas a EE.UU
Quienes viaje a otro país buscando las oportunidades que Venezuela ofreció a sus inmigrantes en el pasado parten de una premisa equivocada, pues para destacarse en estas sociedades hay tener mucha resistencia y perseverancia y pasar por un sinfín de avatares.
Ese es precisamente el caso de una venezolana que Guarenas vio crecer, quien no fue a Estados Unidos a buscar el sueño americano, sino a hacer posible su propio sueño, el venezolano.
Luego de más de una década en Estados Unidos, Rosa Domínguez, quien aún extraña la Guarenas de sus vivencias, llegó a Estados Unidos con su familia en busca del bienestar y del futuro de sus hijos, proponiéndose metas y creciendo cada vez mas como ser humano.
Estos días que son los tiempos de graduaciones en Estados Unidos han servido para que la prestigiosa Nova Southeastern University de la Florida, le confiera el título de licenciada en educación especial, en un acto que merece la pena destacarse porque conocemos de su esfuerzo.
Se trata de un inmenso logro que debe dimensionarse y servir de ejemplo a quienes desmayan en el camino porque son pocas las mujeres que puede sobreponerse a la enorme responsabilidad de sobrellevar una familia y de paso tomar tiempo para compartir sus horas para capacitarse en la academia.
Rosa Domínguez es el esfuerzo de esos venezolanos que allende los mares demuestran que somos de una estirpe heroica que desafía contratiempos, que se sobrepone a la adversidad y que no conoce metas imposibles de alcanzar.
Esta columna, que semana a semana, atraviesa por la selva en la que se ha convertido la política cotidiana, hoy hace un paréntesis para reflexionar sobre las circunstancias que han obligado a muchos venezolanos a alejarse de su tierra en busca de mejores amaneceres y para reconocer la perseverancia del ser humano.
Conozco bien a Rosa Domínguez, a su familia, su esposo Pedro Mena, sus hijos Stepahy, Edwin y Edward, comparto con ellos sus sueños y me sumo al júbilo por este grado que con toda seguridad tiene muy contentos en Guarenas a Hortensia Hennig y Luis Domínguez, sus progenitores.
¡Bravo por Rosa Domínguez!
Ahora es cuando queda camino por delante.
ARENA Y CAL
*** LUSINCHI. Con sus virtudes y defectos, pero con una arraigada convicción democrática, muere el expresidente Jaime Lusinchi, digamos que el último de los mohicanos.
*** MARGARITA. La isla está shock. La inseguridad ha alcanzado cifras escandalosas a pesar de que ahora gobierno local y nacional guardan similitud política. El desastre de nuestra ínsula no tiene precedentes. Se la está tragando la inseguridad.
*** COLOMBIA. El vecino país elige presidente. Probablemente todo se defina en una segunda vuelta entre Oscar Iván Zuluaga y Juan Manuel Santos. Una victoria del uribismo sería incómoda para el gobierno venezolano.
*** CHISTE. A cuatro mil millones de dólares ascendió la deuda del gobierno con las líneas aéreas. El chiste fue el del ministro Rafael Ramírez al afirmar que las principales aerolíneas se están yendo del país porque ocuparán sus aviones para el mundial de futbol. Buena manera de evadir los compromisos.
*** ECONOMÍA. La verdadera bomba de tiempo del país es la economía. No hay caja para cubrir compromisos. Los dólares están escasos, una nueva emisión de bonos luce como un argumento desesperado, que desde luego hará más ricos a uno de los muchos aprovechadores. Guiso en puertas.
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Jairo Cuba
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