Luego de un sin fin de promesas que “no han visto la luz” realizada por los diversos mandatos que han pasado por el municipio Sucre, los comerciantes informales que hacen vida en este distrito han ido menguado sus esperanzas, mientras que otros se preguntan si aún existe la posibilidad de cambiar
Poner orden en la Redoma de Petare y sus alrededores, es una promesa que la Alcaldía del municipio Sucre se ha venido realizando desde que asumió el nuevo mandato, hace casi cuatro años; pero su ejecución a tenido un sinnúmero de trabas en el camino, por lo que actualmente estas calles donde reina la anarquía, la basura y el descontrol, siguen igual e incluso peor que antes.
La organización de este lugar, que es catalogado como una de las zonas más caóticas de la ciudad y hasta del país –si de comercios y transito hablamos- se ha trasformado en una especie de “monstruo indomable”, que se ha resistido a cualquier intento de cambio y evolución.
Ante ello, muchos se preguntan si existirá la posibilidad de que algún día estos espacios estén limpios y renovados, como ocurrió en el Boulevard César Rengifo, mejor conocidos como Boulevard del Cementerio, de la parroquia Santa Rosalía, municipio Libertador; o quedará como la vaga esperanza de un sueño imposible.
Buhoneros a la espera
La principal razón que causa todo el caos son los buhoneros, pues los tarantines ubicados en cada rincón disponible, muchas veces irrespetando las áreas permitidas, dejan poco espacio para transitar y generan grandes cantidades de basura.
Pero al ya existir el problema, sólo queda de parte de las autoridades brindar una solución, pero aún siguen a la espera de aquellos mercados prometidos, que un día ofrecieron un brillo de esperanzas a muchas de estas personas que anhelan con un “local digno, que les permita progresar y ampliar sus proyectos laborales”.
Tal es el caso de la comerciante Joselín Caraballo, quien comentó que a pesar de su disposición de abandonar las calles para aceptar la solución planteada por la alcaldía sucrense, todavía sigue a la espera de una pronunciación por parte de esta entidad.
“En enero nos censaron y en febrero nos dieron unos permisos supuestamente por seis meses, porque antes de julio ya iba a estar el mercado listo y nos iban a mudar, pero como es evidente, todavía estamos aquí. Hasta ahora nadie ha dicho ni hecho nada (…) mientras tanto la construcción está ahí, con la misma apariencia de hace un año”, relató la mercader.
“¿Y los mercados?”
En enero del 2011, el gobierno de esta jurisdicción fijó como fecha meta, a agosto del mismo año para solventar la situación de la economía informal, que mantiene a un aproximado de 2 mil 600 vendedores sin techo trabajando en diferentes lugares de la entidad como el Metro de Petare, La Redoma y La California. Pero 14 meses después la situación “no ha cambiado en nada”.
Según relataron algunos buhoneros, lo qué ha pasado la construcción de cuatro mercados municipales, ubicados en La Urbina, Puente Baloa y Mamá Margarita – que poseen una capacidad de 800, 256 y 226 locales respectivamente- sigue siendo un misterio. Presuntamente, estos proyectos se encuentra paralizados debido a la falta materiales, como cemento y cabillas, para ser terminados.
Otros, por su parte, manifestaron que el mercado “Gloria al Bravo Pueblo” ya está listo para ser utilizado pero se mantiene sin actividad comercial “por solidaridad entre compañeros, pues preferimos usarlo cuando salgan todos”, informó un vendedor quien prefirió resguardar su identidad.
Metas a la expectativa
Mientras que se espera el cumplimiento de dichas promesas, las personas que hacen vida en el la zona se lamentan por el deplorable estado en el que se encuentra el lugar.
“Caminar por aquí es una pesadilla que no se le desea a nadie. Empujones, pisotones, basura, agua empozada y mal oliente, que sumado al poco espacio que dejan los buhoneros resultan un pequeño infierno”, señaló Martha Sánchez, que aseguró que usa esta ruta “de forma obligatoria” sólo porque es el acceso más fácil hacia su trabajo.
Por otro lado, Juan Serrano, quien atiende un kiosco en el sector, expresó que las falla también se debe a las falta de valores ciudadanos. “Yo quiero con un Petare tranquilo, bonito, pero para lograrlo también hace falta el compromiso, responsabilidad y conciencia del ciudadano común”, apuntó.
Otros problemas
No sólo la cantidad de buhoneros en la Redoma de Petare representan un problema, también la basura, el mal estado del asfalto, las aguas empozadas, alcantarillas, drenajes y sobretodo la inseguridad, empañan cualquier intento de mejorar la situación en el sector.
“El mal olor que genera la basura es insoportable, además siempre vemos personas que al bajarse de la camioneta meten los pies en esos charcos asquerosos, y quién sabe que enfermedad contraerán. Esto ya se ha convertido en un lugar inhumano”, destacó una comerciante de la zona.
Anabel Barrios Díaz
abarrios@diariolavoz.net