El crack del Barcelona no tuvo un partido brillante ni mucho menos, aunque su hermoso gol mediando el segundo tiempo, que definió el duro debut de Argentina ante Bosnia (2-1), le bastó para dejar su sello y ser elegido el mejor jugador del encuentro.
«Es importante empezar ganando, los tres puntos, si bien tenemos cosas que mejorar», destacó el rosarino, reconociendo que el debut en Brasil-2014, su tercer mundial, no fue fácil por «los nervios y la ansiedad».
Tras un primer tiempo más que discreto, Messi cambió cuando el técnico Alejandro Sabella abandonó su planteo conservador y colocó a Gonzalo Higuaín por Maxi Rodríguez y Fernando Gago por Hugo Campagnaro para unir a los ‘Cuatro fantásticos’ del ataque albiceleste con Sergio Agüero y Ángel di María.
«Hicimos un gran segundo tiempo, tuvimos la pelota, creamos ocasiones. Así es como tenemos que seguir», afirmó, señalando que el planteo más ofensivo de Sabella en el complemento es «el sistema que más le gusta a los delanteros». «Sufrimos un poquito más, pero a los delanteros nos favorece», agregó.
En efecto, más acompañado, Messi comenzó a armar jugadas desde atrás y se abrieron brechas en la defensa bosnia, firme hasta ese momento a pesar del tempranero gol en contra de Sead Kolasinac.
En uno de esos arranques por la derecha, el genio argentino combinó con Higuaín y, tras dejar atrás a un hombre, definió con un zurdazo espléndido que pegó en palo y se metió.
Messi gritó el tanto con el puño apretado en el córner, liberado tal vez de fantasmas que lo perseguían tras un último año difícil con Barcelona marcado por lesiones y una sequía de títulos con actuaciones deslucidas.
Habían pasado 623 minutos desde su último y único gol en una Copa del Mundo, la tarde de su debut en Alemania-2006 contra Serbia (6-0), curiosamente otro país balcánico surgido de la división de la antigua Yugoslavia.
Suplente en ese Mundial, el rosarino fue titular en los cinco partidos en Sudáfrica-2010 pero no pudo marcar y terminó en lágrimas tras la terible derrota 4-0 ante Alemania en cuartos de final.
«Cambio de chip» para Brasil-2014
Messi nunca ocultó que este mes en Brasil es su prioridad ya que en su impresionante palmarés con 26 años la Copa del Mundo es lo único que le falta.
Considerado por muchos como el mejor jugador del mundo, el argentino sabe que un título mundial lo colocaría definitivamente en el selecto olimpo de los más grandes de la historia del fútbol, junto a su compatriota Diego Maradona, el brasileño Pelé, el holandés Johan Cruyff y el hispano-argentino Alfredo di Stéfano.
Desde su incorporación al plantel argentino en Buenos Aires antes de viajar a Brasil, el crack del Barça buscó «cambiar el chip» tras un año difícil con su equipo marcado por lesiones y una sequía de títulos con pobres actuaciones del diez.
En los días previos al debut, en el búnker de Cidade do Galo cerca de Belo Horizonte, esa impresión se vio reforzada por la actitud positiva del cuatro veces ganador del Balón de Oro (2009 a 2012), que se siente cada vez más cómodo con la albiceleste tras años de cuestionamientos por su supuesta falta de compromiso.
«¡Vamos por todo!», había escrito con entusiasmo en su página Facebook en la víspera del partido tras el reconocimiento de campo en el Maracaná.
Todavía no es el Messi de siempre, pero su golazo iluminó la noche de Rio de Janeiro y permite soñar a los argentinos.
AFP
El crack del Barcelona no tuvo un partido brillante ni mucho menos, aunque su hermoso gol mediando el segundo tiempo, que definió el duro debut de Argentina ante Bosnia (2-1), le bastó para dejar su sello y ser elegido el mejor jugador del encuentro.
«Es importante empezar ganando, los tres puntos, si bien tenemos cosas que mejorar», destacó el rosarino, reconociendo que el debut en Brasil-2014, su tercer mundial, no fue fácil por «los nervios y la ansiedad».
Tras un primer tiempo más que discreto, Messi cambió cuando el técnico Alejandro Sabella abandonó su planteo conservador y colocó a Gonzalo Higuaín por Maxi Rodríguez y Fernando Gago por Hugo Campagnaro para unir a los ‘Cuatro fantásticos’ del ataque albiceleste con Sergio Agüero y Ángel di María.
«Hicimos un gran segundo tiempo, tuvimos la pelota, creamos ocasiones. Así es como tenemos que seguir», afirmó, señalando que el planteo más ofensivo de Sabella en el complemento es «el sistema que más le gusta a los delanteros». «Sufrimos un poquito más, pero a los delanteros nos favorece», agregó.
En efecto, más acompañado, Messi comenzó a armar jugadas desde atrás y se abrieron brechas en la defensa bosnia, firme hasta ese momento a pesar del tempranero gol en contra de Sead Kolasinac.
En uno de esos arranques por la derecha, el genio argentino combinó con Higuaín y, tras dejar atrás a un hombre, definió con un zurdazo espléndido que pegó en palo y se metió.
Messi gritó el tanto con el puño apretado en el córner, liberado tal vez de fantasmas que lo perseguían tras un último año difícil con Barcelona marcado por lesiones y una sequía de títulos con actuaciones deslucidas.
Habían pasado 623 minutos desde su último y único gol en una Copa del Mundo, la tarde de su debut en Alemania-2006 contra Serbia (6-0), curiosamente otro país balcánico surgido de la división de la antigua Yugoslavia.
Suplente en ese Mundial, el rosarino fue titular en los cinco partidos en Sudáfrica-2010 pero no pudo marcar y terminó en lágrimas tras la terible derrota 4-0 ante Alemania en cuartos de final.
«Cambio de chip» para Brasil-2014
Messi nunca ocultó que este mes en Brasil es su prioridad ya que en su impresionante palmarés con 26 años la Copa del Mundo es lo único que le falta.
Considerado por muchos como el mejor jugador del mundo, el argentino sabe que un título mundial lo colocaría definitivamente en el selecto olimpo de los más grandes de la historia del fútbol, junto a su compatriota Diego Maradona, el brasileño Pelé, el holandés Johan Cruyff y el hispano-argentino Alfredo di Stéfano.
Desde su incorporación al plantel argentino en Buenos Aires antes de viajar a Brasil, el crack del Barça buscó «cambiar el chip» tras un año difícil con su equipo marcado por lesiones y una sequía de títulos con pobres actuaciones del diez.
En los días previos al debut, en el búnker de Cidade do Galo cerca de Belo Horizonte, esa impresión se vio reforzada por la actitud positiva del cuatro veces ganador del Balón de Oro (2009 a 2012), que se siente cada vez más cómodo con la albiceleste tras años de cuestionamientos por su supuesta falta de compromiso.
«¡Vamos por todo!», había escrito con entusiasmo en su página Facebook en la víspera del partido tras el reconocimiento de campo en el Maracaná.
Todavía no es el Messi de siempre, pero su golazo iluminó la noche de Rio de Janeiro y permite soñar a los argentinos.
AFP