***** La literatura erótica alude a un género literario en que los textos se relacionan directamente con el erotismo y el sexo. Se confunde con lo pornográfico por el hilo que la separa de ella, cuando las escenas se vuelven explícitas, y se describen los placeres carnales por sí solos
El erotismo encuentra su lugar y modo de expresión en la literatura cuando la palabra se convierte en el canal para dar a conocer el disfrute, la fantasía y la libertad de poner en evidencia lo que causa placer o lujuria.
En ese quehacer literatura erótica, lo femenino toma forma cuando una mujer, como María Calcaño, nacida en la dictadura gomecista, produce poesía erótica en un momento en que expresarse de ese modo se convierte en un acto de rebeldía que va mucho más allá de la valentía de dar a conocer el cuerpo como objeto de pasiones, y llega hasta la lucha de derechos como el voto de la mujer o de la reivindicación de su rol político o social.
1. ¿Qué es
literatura erótica?
La literatura erótica alude a un género literario en que los textos se relacionan directamente con el erotismo y el sexo. Se confunde con lo pornográfico por el hilo que la separa de ella, cuando las escenas se vuelven explícitas, y se describen los placeres carnales por sí solos. En lo erótico, esa descripción se revaloriza en función del amor y de la vida social y su literatura es más rica en detalles, escenas y descripciones, por lo que la sexualidad se torna más sugerente y sensual menos genital.
Algunos prefieren irse más a lo erótico y otros a lo pornográfico, pero lo cierto es que aunque la distancia entre un género y otro es corta, lo primero lleva a una mayor elaboración del lenguaje y riqueza en imágenes como en recursos que se emplean en descripciones y narraciones. Hay quienes prefieren no marcar distancia entre lo primero y lo segundo, para señalar las diferencias entre lo erótico y lo obsceno.
Desde la Antigüedad, el erotismo ha estado presente en la literatura. En el Antiguo Egipto se redactaron tratados sobre el sexo, que pueden contener recopilaciones sobre las posturas sexuales, como el Papiro de Turín. Ese erotismo se lleva a la poesía, a la tragedia y la comedia, o se asocia a la sátira o crítica social. No sólo se aprecia el tema de la heterosexualidad, sino también el lesbianismo y homosexualidad, mejor conocidos como sexo género diversidad.
Los primeros escritos sobre literatura erótica se remontan a la Antigua Grecia, con la obra Lisistrata, de Aristófanes. En la poesía, hay una referencia importante como los poemas satíricos de Sotades. Y de ahí la identificación de literatura erótica con sotádica.
En la Antigua Roma, igualmente, está presente la literatura erótica, cultivada entre el siglo II A.C. y principios del siglo I, época a la que pertenecen los Priapeos, una serie de poemas acerca del dios Priapio, como El arte de amar de Ovidio.
Asimismo, en la Antigua China circularon manuales didácticos sobre prácticas sexuales, con la modalidad de un diálogo entre el Emperador y sus preceptores.
En la India, en el siglo V, apareció el kámasutra, el famoso manual sexual, un compendio de técnicas y consejos sobre las prácticas amorosas todavía vigente en una sociedad como lo actual en que la sexualidad se expresa cada vez más con más libertad y de diversas maneras.
Luego, en la Edad Media, la literatura erótica es callada, hasta el Renacimiento con el Decamerón de Boccacio, obra que narra las hazañas de los monjes seduciendo monjas en los conventos.
2. María Calcaño
y la poesía erótica
María Calcaño es una poeta nacida en Maracaibo en 1906. Se casó a los 14 años y tuvo seis hijos. Fue una feminista que asumió la modernidad a través de su propuesta poética en la que muestra un lenguaje que rompe con los estereotipos de su época, aparte de su papel social en la defensa del voto de la mujer, como lo señala María Eugenia Bravo, investigadora dedicada a estudiar la obra de esta marabina, quien publicó tres libros: Alas fatales (1935), Canciones que oyeron mis últimas muñecas (1956) y Entre la luna y los hombres (1961).
La autora sobresale de su época por ese marcado erotismo, catalogado como subversivo que identifica su literatura, por ir en contra de los moldes preestablecidos. Lo erótico se expresa a través de un código alusivo a lo sexual, que se manifiesta en un vocabulario propio del acto sexual, como pecado, deseo, carne, abrir, lamer, chupar, etcétera, tal como se puede apreciar en estos versos: crece mi carne dolorosa/lamiéndome hacia adentro/ hoguera deliciosa.
Asimismo, en María Calcaño se aprecia una propuesta poética en que, aparte de lo insurgente, aparece un sujeto femenino. Hay además un discurso erótico, que pasa de un rol pasivo a uno activo, así lo hace ver Cósimo Mandrillo, también estudioso de la obra de Calcaño, ensayista y crítico literario.
Recientemente, concretamente en la décima primera edición del Festival Mundial de Poesía, del 13 al 18 de junio del año en curso, Monte Ávila Editores reconoció el valor de esta escritora al publicar una Antología poética, con una selección de textos de sus tres publicaciones: Alas fatales (1935); Canciones que oyeron mis últimas muñecas (1956) y Entre la luna y los hombres (1961).
El prólogo de esta edición estuvo a cargo de María Eugenia Bravo, especialista en la producción textual de Calcaño como en el abordaje de temas femeninos.
Algunos aspectos señalados por Bravo son: la actitud de convertir lo materno en erótico, muy presente en Alas fatales, en que el embarazo se vuelve una ocasión para hacer fiesta del erotismo; ese sujeto femenino traslada el tema de lo erótico a los paisajes; y la presencia del agua, al igual que la lluvia y el mar, refleja su interioridad.
El erotismo y la
figura femenina
*** El erotismo encuentra su manera de expresarse en la literatura con un tratamiento del lenguaje que permite esa transmisión del disfrute, la fantasía y de todo aquello que se convierte en sinónimo del placer o lujuria.
*** Ese erotismo, a veces, proviene de una voz femenina que con su verbo insurgente muestra valentía y que a la vez reivindica la defensa de los derechos en una sociedad machista que le niega a la mujer la posibilidad de ejercer la potestad de su cuerpo
La voz de la mujer
Isabel Rivero De Armas