Alemania, que arrolló a Portugal en la primera jornada del Grupo G del Mundial (4-0), mostró el sábado ante Ghana (2-2) una alarmante falta de creatividad, pese a que tácticamente estuvo tan bien como ante los lusos.
La demostración ante los portugueses llevó a Diego Maradona a decir que Alemania «da miedo». «Nos tenemos que dar con una Alemania arrasadora, con una Alemania rozando lo perfecto». Es de suponer que «El Pibe de Oro» cambió de opinión tras ver el partido ante los africanos.
Los amantes de las estadísticas y de las supersticiones dirán que la maldición continúa, porque tras su último título mundial en Italia-1990, la Nationalmannschaft sólo ha ganado uno de los segundo partidos que ha disputado en las seis ediciones siguientes del torneo (fue en 2006).
Sólo que el partido de Fortaleza propuso una realidad menos sobrenatural y más prosaica: la Alemania que aún exhibía la cabellera de Cristiano Ronaldo a modo de trofeo, se creyó superpoderosa e inmune, como si el encuentro ante Ghana (que había perdido en la primera jornada ante Estados Unidos) fuese un trámite.
«En el primer tiempo quisimos ser disciplinados y compactos, porque sabíamos que con el calor reinante no íbamos a poder correr los 90 minutos. Por eso, la primera parte fue, sobre todo, táctica», explicó tras el partido el seleccionador Joachim Löw.
«Y después, el segundo tiempo tuvo una velocidad terrible. Fueron una sucesión de ataques de ambos conjuntos y ambos tuvimos chances de ganar», añadió el técnico.
Indolencia
No fue del todo así: los alemanes tuvieron más posesión de balón (59%), pero crearon menos situaciones de peligro y dispararon menos veces a portería contraria (11 por los 20 tiros africanos).
«Estamos decepcionados porque hemos mostrado buenos detalles y hemos competido contra los alemanes», se lamentó el delantero André Ayew, autor del primer tanto de su equipo.
Hay que destacar que si el partido enloqueció en el segundo tiempo fue por culpa de los ghaneses, que a partir del primer gol africano (minuto 54 y que significaba el 1-1 provisional) imprimieron un ritmo endiablado, superando físicamente a los alemanes.
El equipo de James Kwesi Appiah apretó y los germanos dieron la impresión de hundirse en la indolencia y la apatía, desestabilizados por los africanos al punto de perder sus señas de identidad.
«En conjunto, hemos dejado demasiados espacios a Ghana», admitió el centrocampista Toni Kroos. «No es nuestro juego».
«Para los espectadores el partido fue fantástico, con la velocidad e intensidad que tuvo, pero yo hubiera preferido apretar un poco el freno en los contragolpes para poder tener un poco más de precisión», insistió Löw.
Piernas pesadas
Las estrellas germanas pasaron desapercibidas: Mesut Özil apenas intervino en ese juego de toma y daca; Mario Götze abrió el marcador, pero poco más. Y es que Alemania apenas se acercó a la portería ghanesa, excepto en los últimos 10 minutos, cuando el partido se volvió completamente loco.
La falta de inspiración ofensiva de los alemanes tuvo su origen en un centro del campo apocado, lento en las transiciones, a imagen de un Philipp Lahm irreconocible.
Colocar a dos centrales (Jerome Boateng y Benedikt Höwedes) como carrileros en las bandas tampoco ayuda a crear superioridad en ataque y a tomar riesgos.
Los alemanes siempre podrán excusarse en el clima amazónico de Fortaleza: «Tuve la impresión que el calor y la pesadez nos pasaron factura al final», declaró el mánager de la selección Oliver Bierhoff.
«No pudimos poner al rival bajo presión como nos gusta hacer. Cuando estás reventado, cansado, cuando te pesan las piernas, entonces cometes errores», añadió.
Löw había descartado la excusa del clima antes del partido contra Portugal, asegurando que la delegación había viajado con días de antelación para, precisamente, adaptarse a ese clima y que ya lo estaban.
El jueves próximo los alemanes se jugarán el pase a los octavos de final contra Estados Unidos en Fortaleza… otra ciudad con clima tropical. ¿Que cara se verá de Alemania, la que se vio contra Portugal o la de Ghana?