La fuerza social o ciudadana y consciente, si sabe para dónde va es invencible.
¡Ahora sí que el Mocho mató a Joaquín! Pa’ donde uno mire es una cola.
Y si te medio mueves te pegan el grito: ¡Te piensas colear, desgraciado!
Profesor, y le debo confesar que ahora sí sé lo que es el socialismo: un sistema que pone a todos los pendejos a hacer una cola para medio conseguir cosas para medio vivir. Por supuesto que a los de arriba, a los ricos, no los vas a ver ahí. Ellos se resuelven a punta de rial que es lo que uno no puede hacer.
Y lo peor de todo es que uno no le ve salida a este desastre. Ya nadie cree en lo de votar porque sólo sirve para que siempre ganen los mismos que tienen su ganado pastando en las aras de las tarifas revolucionarias. Ni siquiera podemos voltear hacia la violencia. Ni golpes ni arrebatones. Pero entonces se nos tranca la mecha. ¿No es así profesor?
Mire Don Antero, yo no creo que haya que escoger entre el voto de la trampa o a la violencia de la muerte. En nuestras manos está la solución de esta tragedia. Si se organiza todo el descontento para enfrentar este régimen de fuerza y sin Estado de Derecho, la situación es diferente.
La fuerza social o ciudadana y consciente, si sabe para dónde va es invencible. Por ello hemos propuesto el Movimiento de Movimiento (MdM) que sirva de base de acción al colectivo.
Muy bien, profesor, pero esa gente organizada en miles de grupos ¿qué hará?
Impulsará un proceso constituyente originario en el cual lo esencial no es hacer otra constitución, sino refundar de verdad una Venezuela, sin invasores, imperialistas o socialistas. Sin falsificadores.
Una constituyente para establecer otro pacto social y modo de producir y vivir. Sin CNE, TSJ y demás instituciones del régimen usurpador vigente. Para crear las bases reales de una verdadera independencia y construir la sociedad que decida la voluntad democrática de las mayorías. Otra historia.
Pero profesor, ¡Eso nunca se ha hecho! Si Don Antero, pero ya es hora de empezar a hacer nuestra propia historia y dejar a un lado las imposiciones de unos cuantos.
La producción para la vida que surja de la historia de nosotros y para nosotros, no conocerá de numeración para conseguir la comida de la sobrevivencia.
De no ser así, Sancho, seguiremos en las colas del fracaso electoral, de la siembra de los muertos de la otra violencia o de la simple y miserable sobrevivencia.
Agustín Blanco Muñoz