Preocupado por señales de que el descontento nacional ha comenzado a contagiar a sus partidarios, el régimen de Nicolás Maduro está tratando de poner orden dentro de sus propias filas. El gobernante bolivariano ha lanzado por un lado nuevos llamados al chavismo para mantener la unidad, y por el otro amenaza con excomulgar a todo aquel que exprese una opinión disidente.
Las manifestaciones internas de descontento se acentuaron tras la reciente destitución del ministro de Planificación Jorge Giordani, quien fue acusado, por sectores cercanos a Maduro, de haber traicionado la Revolución.
Pero Giordani, quien fuera el gurú ideológico del fallecido presidente Hugo Chávez, aún tiene sus dolientes dentro del chavismo que lo ven como un revolucionario cabal que trató de salvar el proceso de factores de corrupción enquistados en la cúpula del movimiento.
“¿El traidor es Giordani porque, por ejemplo, denunció la asignación de dólares a empresas de maletín y propuso cursos de acción para impedir que eso siguiera ocurriendo? o ¿traidores son, aunque eso no se dice, los que asignaron los dólares que hoy requieren los Hospitales, o necesarios para la producción y para satisfacer las necesidades del pueblo? Creo que estamos desviando la atención de lo verdaderamente importante”, escribió el exministro de Educación Héctor Navarro.
“¿Es que no va a haber respuesta a las denuncias de Giordani? ¿Nos conformaremos con señalarlo como traidor y en consecuencia no discutiremos la denuncia sobre la presencia del ‘grupo francés’ y lo que se estaba negociando a espaldas de los intereses de la república?”, cuestionó Navarro.
La reacción del madurismo no se hizo esperar y Navarro fue suspendido de la dirección Nacional del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
La dirección decidió “mi pase al Tribunal Disciplinario del partido” y también el cese “inmediato en mis funciones como miembro del mismo, de manera que […] hasta que yo sea juzgado adecuadamente, no represento formalmente a mi partido el PSUV”, dijo Navarro en una comunicación pública.
Maduro, por su parte, advirtió este miércoles por la noche en un acto público en el estado Aragua, que ha llegado el “tiempo de definiciones” para los chavistas.
“Nada ni nadie nos va a sacar del trabajo que nos dejó el comandante Chávez, nadie ni nada nos va a sacar, ni la derecha golpista ni la izquierda trasnochada”, afirmó Maduro, quien señaló que hay “pequeños burgueses vacilantes” que quieren confundir al pueblo “con ropaje de izquierda”, unos “desleales” que “cuando fueron ministros fracasaron toditos”.
Pero la de Navarro no es la única voz influyente dentro del chavismo que ha salido en defensa de Giordani.
“Exhortamos a la AN (Asamblea Nacional) que desempolve la ley contra la corrupción y se castigue a los corruptos: Esos son los grandes traidores a la Revolución”, escribió en su cuenta de Twitter la vicepresidenta del Parlamento Latinoamericano, capítulo Venezuela, Ana Elisa Osorio.
Maduro –cuyo mandato se ha visto empañado por un creciente descontento y una de las mayores crisis económicas en la historia reciente del país– trata ahora de navegar las peligrosas aguas de la discordia enviando un mensaje mixto a las bases, que clama a favor de la unidad, pero que enseña los dientes y advierte que la disidencia interna viene acompañada de un alto costo.
“Como hijo leal de Chávez lo digo, fuerzas disolventes pretenden incubarse desde adentro”, comentó Maduro esta semana durante un acto público donde exigió la “máxima lealtad y disciplina a las fuerzas revolucionarias”.
Sanciones
Para el analista Rafael Revilla, las sanciones contra Giordani y Navarro envían una clara señal dentro del partido de gobierno.
“La señal es que están saliendo de los chavistas tradicionales, están saliendo de los que acompañaron [desde un inicio] a Chávez”, comentó Revilla en Miami.
Y cualquier manifestación de apoyo a favor de cualquier dirigente del chavismo que se muestre crítico abiertamente hacia Maduro tendrá que ser sancionado, explicó el analista Luis Vicente León, presidente de la firma Datanálisis.
Maduro, “tenderá a endurecer su posición interna para evitar cualquier disidencia”, escribió León en su cuenta de Twitter.
“La primera etapa de Maduro se caracterizó por el intento de negociación interna. La segunda tenderá a ser más frontal”, para tratar de mantener una cohesión interna del chavismo, objetivo que luce será más difícil de conseguir conforme se agudice la crisis.
“En la medida en que se manifiesten las diferencias internas en el chavismo, se enviarán más mensajes ‘ejemplarizantes’ ”, señaló León. “Hasta ahora, las reacciones del Presidente frente a la disidencia interna han sido de bajo perfil. Tenderán a ser más contundentes”.
Información tomada de El Nuevo Herald